Así lo han anunciado el conseller de Interior, Miquel Buch, y el director de los Mossos d’Esquadra, Pere Ferrer, que han advertido de que en los disturbios en las protestas por la condena a la cúpula del procés hubo «brotes violentos» ante los que la policía catalana, cuya estructura de orden público llegó a un «punto crítico», respondió con «aciertos y errores».
A lo largo de los cinco meses que duró la auditoría interna -que finalizó en marzo pero no se ha presentado hasta ahora por la crisis del coronavirus- se han investigado un total de 34 actuaciones de los Mossos, que afectan a unos 50 agentes, que intervinieron en alguna de las 877 protestas que hubo entre el 14 y el 27 de octubre del pasado año, de las que un 20 % se saldaron con incidentes.
De las 34 actuaciones de los Mossos d’Esquadra objeto de investigación en la auditoría, la mitad ya han sido judicializadas -todas ellas a instancia de denuncias de entidades- y las 17 restantes siguen un proceso interno por parte de los Mossos d’Esquadra para depurar responsabilidades administrativas si se confirma que hubo mala praxis policial.
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