El jefe del Ejecutivo participa en la cumbre que debe decidir el fondo de recuperación y el marco financiero plurianual de la UE, y desde el inicio ha reclamado dos cuestiones: que el fondo no baje de los 750.000 millones propuestos y que las condiciones para recibir las ayudas no sean tan duras como pretenden algunos países porque dificultaría mucho el desembolso.
Sánchez, quien a su llegada recalcaba que todos están «obligados» a llegar a un acuerdo, ha entrado en las negociaciones advirtiendo de que no aceptará que los planes económicos que habrá que presentar para recibir el fondo de recuperación requieran la aprobación unánime de los Veintisiete, una condición en la que sigue enrocado el holandés Mark Rutte.
Fuentes de la delegación española han asegurado que Rutte se ha quedado solo en esta demanda aunque sigue sin ceder y admiten que el mayor obstáculo para el acuerdo sigue siendo el tamaño del fondo y las condiciones para repartirlo así como su distribución entre subvenciones y préstamos.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE llevan desde la mañana negociando aunque las primeras horas se han dedicado más bien a escuchar la exposición que cada líder ha hecho de sus argumentos. Tras un receso de tres horas se han vuelto a reunir para la cena.
Pedro Sánchez ha insistido en estos primeros momentos de cumbre en que no aceptará la unanimidad. Y tampoco se plantea que pueda haber una reducción del montante del fondo, que está en 750.000 millones de euros -500.000 millones en transferencias y los 250.000 restantes en préstamos- según las propuestas de la Comisión y el Consejo.
En la delegación española recuerdan que esta cifra ya es menor que la que pedía España al principio -apostaba por un billón o más- y en cualquier caso Sánchez dio por buena la propuesta de 750.000 millones.
Por eso no creen que sea momento de asumir una reducción en el fondo, como siguen pidiendo los llamados países «frugales» -Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria-.
Y en cuanto a la gobernanza del fondo, España insiste en que es imposible aceptar la unanimidad, como tampoco le gusta que se defienda para la aprobación de los planes económicos la mayoría cualificada -del 55 por ciento de los países con el 65 por ciento de la población-.
España prefiere otra opción, la de la mayoría cualificada inversa -se da por aprobado si no lo rechaza una mayoría cualificada-.
En la delegación española lamentaron por otra parte que los «frugales» pretendan seguir manteniendo las compensaciones que reciben como contribuyentes netos e incluso reclamen un aumento, cuando para España estos descuentos son «regresivos e injustos».
Otra de las demandas en las que ha insistido Sánchez es que el fondo se ponga en marcha cuanto antes porque el mayor impacto de la crisis por el coronavirus es mucho mayor ahora.
Hay otro debate en esta negociación y es cuándo se empezarían a pagar los intereses de la deuda que Europa va a tener que emitir para sufragar este fondo.
España quiere que sea cuanto más tarde mejor, aunque hay países como Alemania que defienden que se empiece a pagar cuanto antes, en principio cuando entre en vigor el presupuesto plurianual.
Sánchez ha llegado a esta cumbre tras una semana de intensos contactos con otros líderes -entre ellos los jefes de Gobierno holandés y sueco, dos de los «frugales» para intentar acercar posiciones-.
En Suecia, en la comparecencia junto al primer ministro Stefan Löfven, Sánchez ya insistió en que todos van a tener que hacer renuncias y cesiones para llegar a un acuerdo sobre el paquete económico.
Estrella Digital