El movimiento de Abascal, anunciado sorpresivamente al final de su réplica al discurso de Sánchez, ha tenido inmediata respuesta en de los partidos de izquierda, que lo han interpretado como un ataque dirigido, más que al Gobierno, al PP, cuyo líder, Pablo Casado, ha evitado referirse al asunto desde la tribuna de oradores.
Sin embargo, el secretario de Organización de su partido, Teodoro García Egea, ha utilizado las redes sociales para desacreditar la iniciativa como una «maniobra de distracción» posvacacacional que solo busca, ha comentado, «salvar al soldado Sánchez».
El propio Sánchez, objetivo de la moción de censura, en la primera oportunidad que ha tenido en el hemiciclo para referirse al órdago de Abascal se ha preguntado qué hará el PP: «¿Hará de Vox o del PP?», ha dicho al consignar esta apuesta como el «peor de los temores» para los populares.
El presidente de Vox ha justificado su paso adelante para que España no termine en la «ruina» y la «muerte», y ha invitado a los populares a secundarla bajo el argumento de la «responsabilidad» que debe asumir el PP como «segundo partido de España».
Su propuesta se ha apoderado en parte del debate sobre el histórico fondo de reconstrucción europeo aprobado en la última cumbre de Bruselas, y tras él los portavoces de los demás grupos han ido fijando posición sin recabar el apoyo de ni uno solo de ellos.
Ello aboca la moción de censura al fracaso, ya que para prosperar exige el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara y Vox solo tiene 52 escaños, número suficiente para promover la moción pero muy alejado del umbral de 176 votos necesario para que salga adelante.
Cuando Sánchez le ha podido replicar, ha ironizado con Abascal al preguntarle que «si tan urgente es para usted cambiar el Gobierno ¿por qué espera a septiembre? ¿qué pasa? ¿que se va de vacaciones?», y eso después de apuntar que Vox le echa la culpa «de todo», a «los chinos, los inmigrantes, las mujeres» y a él mismo.
Ante estas palabras, Santiago Abascal le ha aclarado que ni él ni su grupo tienen «ningún interés personal» en «liderarla ni protagonizarla» y le ha dicho que durante agosto mantendrá su despacho abierto para tratar de articular una mayoría absoluta que le permita afrontarla con éxito.
Un éxito que hoy por hoy parece inalcanzable a tenor de lo expuesto por las demás fuerzas políticas, bien desde la tribuna del Congreso o a través de las redes sociales.
«El PP estará siempre en lo importante: salvar vidas y empleos. No cuenten con nosotros para maniobras de distracción que refuercen al PSOE», había avisado mediante un tuit Teodoro García Egea.
Tampoco Ciudadanos la respaldará, al verla «inútil», han explicado a EFE fuentes de la formación, que han reprochado a los de Vox que no se hayan «arremangado» ni se hayan sentado a negociar los pactos de Reconstrucción para aportar soluciones a los problemas ocasionados por la pandemia.
Sin posibilidades de salir adelante, creen en Cs que solo servirá para «perder el tiempo con debates de trincheras en un momento muy delicado», según las fuentes.
El portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha desacreditado a Abascal al confesarse «estupefacto» porque «la ultraderecha» se ponga el «gorrito de papel Albal» y en un tuit ha señalado que lo deja para después de verano porque «en agosto hace calorcete y tampoco es plan. Un poco de playita y ya salvamos a España más fresquitos y descansados en septiembre».
En nombre de ERC, Gabriel Rufián ha diagnosticado que la moción de censura no va dirigida contra Sánchez, sino contra Pablo Casado, víctima de una operación de «fagocitación» por parte de Vox, y se ha felicitado porque recurran «por fin» a mecanismos democráticos ya que «antes las mociones de censura las hacían con Tejero».
Por parte de Más País Íñigo Errejón ha avisado al Gobierno de que aunque superará la moción de censura, su éxito «no depende de que la pase» sino «de que la gente de abajo deje de vivir con miedo».
Un «no como una casa» votará Compromís, ha adelantado su portavoz, Joan Baldoví, quien ha subrayado que nunca votaría a un candidato que habla de autónomos y de «levantar la persiana» pero nunca ha cobrado «un sueldo que no sea del partido, de un sueldo público o de un chiringuito, sin hacer nada».
Mientras, la portavoz socialista, Adriana Lastra, que ha cerrado el turno de portavoces, ha insistido en advertir a Casado de que la moción se dirige contra él y su papel como líder de la oposición.
«No sé si ha dado cuenta del todo, pero acaban de anunciar una moción de censura contra usted», le ha espetado, además de hacerle ver que «ustedes les dan la mano, los meten en las instituciones y así se lo pagan».
Pablo Casado no ha hecho referencia alguna en su réplica a la posición de su partido, algo que ha destacado Pedro Sánchez al cerrar el debate, al tiempo que ha ironizado obre el trabajo que tendrá Vox en agosto para preparar la moción de censura.
«Finalmente desearles a todos ustedes un buen verano, que podamos descansar, menos el grupo parlamentario que va a trabajar», ha señalado en alusión a Vox, a cuyo grupo ha emplazado de nuevo a no dejar su apuesta para septiembre y a presentarla cuanto antes.
La de Vox será la cuarta moción de censura que se presenta en democracia y la tercera en los últimos tres años, después de la presentada en 2017 por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, contra Mariano Rajoy, que fracasó, y la del actual presidente Pedro Sánchez, contra el mismo Rajoy, al año siguiente, con éxito.
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