Los jardines Víctor Siurana de la Universidad de Lleida (UdL) han acogido este miércoles una jornada de solidaridad con el rapero leridano, quien cree que, si en estos dos últimos días “hay más presión y solidaridad” en las calles, es posible conseguir su libertad.
No obstante, ha admitido que su situación “es difícil” y que está “mentalizado”, por lo que va a procurar estar con su gente más cercana, “escribir canciones y gestionar papeles antes de entrar en prisión”.
Hasel está convencido de que la justicia española le está utilizando como cabeza de turco, pero que el objetivo es lograr “la autocensura” por parte de otros artistas y de la sociedad en general, y, en este sentido, ha afirmado: “muchos me han confesado que piensan como yo, pero no se atreven a decirlo”.
El rapero insiste en la idea de que no sólo a él le están privando de su derecho a la libertad de expresión, “sino que esto nos afecta a todos, pienses como yo o no”.
Preguntado por su opinión sobre la calidad de la justicia española, Hasel considera que “la Audiencia Nacional es claramente un tribunal de excepción, fascista. Es herencia directa del tribunal del orden público franquista”.
“Qué casualidad que nunca encarcelen a los nazis, los que hay ahora son los mismos que los de la época de Franco”, ha aseverado.
En la misma línea, ha manifestado que su sentencia demuestra que “no se pueden decir verdades sobre la monarquía, la brutalidad policial o la realidad de las cárceles” y que, por tanto, la calidad democrática de España “es una completa farsa”.
Finalmente, ha recordado: “no pienso pedir el indulto porque no tengo nada de lo que arrepentirme”, aun así, confiesa: “si gracias a la presión social el Gobierno decide abrirme las puertas de la cárcel saldré, pero nunca por colaboración o con muestras de arrepentimiento”.
Un desayuno y comida popular, conciertos y debates con la colaboración del mismo Hasel, son los actos que se han organizado hoy en Lleida para mostrar su apoyo al rapero.
Pablo Hasel debe ingresar en prisión esta semana para cumplir condenas por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la corona, lo que ha reabierto el debate sobre los límites de la libertad de expresión.
C.N.