«Rendir homenaje a su legado político e intelectual es rendir homenaje a la democracia y a la igualdad como valores supremos de nuestra sociedad», ha remarcado Batet para cerrar los actos dedicados a la consecución del sufragio universal y, en especial, a la figura de Campoamor.
Batet ha destacado que Campoamor concibió su defensa del voto femenino desde la «relación intrínseca entre igualdad y democracia», por lo que «el reconocimiento de un derecho de las mujeres significó para todos el acceso a la democracia plena» en el proceso constituyente de 1931.
«Lo ajustado de la votación, con 161 votos a favor frente a los 121 en contra, no impidió que esta conquista sea hoy incuestionable», ha subrayado Batet en recuerdo de la sesión en el Congreso de los Diputados del 1 de octubre de 1931.
DEBATES SOBRE FEMINISMO EN UN «CONGRESO DE LAS DIPUTADAS»
Dos coloquios sobre feminismo han precedido este viernes a la clausura por Batet de las conmemoraciones del 90 aniversario, que han incluido también varias actividades culturales, y todos estos actos, protagonizados por mujeres, han hecho que al menos por un día la cámara baja haya sido «un Congreso de las diputadas».
«Hay días que este Congreso es de las diputadas, debería serlo muchos días y hoy sin duda lo es», ha dicho la presidenta de la Comisión de Igualdad, Carmen Calvo, diputada y exvicepresidenta primera del Gobierno, quien ha debatido en la primera mesa redonda junto a Luisa Fernanda Rudi, senadora y expresidenta del Congreso, e Itzíar Gómez, letrada del Tribunal Constitucional.
Calvo ha enfatizado que Campoamor fue «un gran personaje político» que participó en aquellos años como diputada del Partido Radical en todos los grandes debates, por lo que su figura es de tal envergadura que merece todos los homenajes democráticos que se le rinden, entre ellos, por supuesto, en referencia al sufragio universal.
La diputada del PSOE ha considerado que en el diagnóstico sobre el feminismo hay bastante consenso, por lo que le preocupa más cómo articular las soluciones; y ve como receta una «ósmosis continua» del poder legislativo con el movimiento feminista, para no tener que volver sucesivamente «a la casilla de salida».
Que las mujeres marquen «la agenda» de asuntos a corregir, ha exhortado Gómez, mientras que Rudi, en ese sentido, ha propuesto el enfoque en la independencia económica de las féminas, ya que «una mujer alcanza su igualdad cuando es independiente», según ha resaltado la senadora del PP, también expresidenta de Aragón y exalcaldesa de Zaragoza.
Rudi, no obstante, ha indicado que las españolas «han ido ganando etapas más rápido que en otros países del entorno», por lo que ve «la botella medio llena» cuando se habla del feminismo en España.
LAS PROPUESTAS DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS
El segundo coloquio este viernes en el Congreso, entre representantes de los grupos, ha sido más similar a los habituales en la cámara parlamentaria, con puntos de vista más definidos y dispares a la hora de abordar el futuro del feminismo.
Susana Ros (PSOE) ha desgranado un decálogo de objetivos: políticas de empleo femenino, combate a la violencia de género, nueva organización social de los cuidados, una ley de usos del tiempo y racionalización de los horarios, normas contra la brecha digital, ampliación de derechos sexuales y reproductivos, leyes trans y LGTBI, abolición de la prostitución y rechazo a los vientres de alquiler.
Ana Zurita (PP) ha considerado que más que nueva legislación lo necesario es «el trabajo efectivo» para que se cumplan las normas, así como ha lamentado la «obsesión» con el lenguaje inclusivo, con el color rosa o con la «matria», en vez de políticas efectivas ante la brecha salarial y el paro femenino.
Macarena Olona (Vox) ha lamentado que la presencia de hombres en «eventos supuestamente feministas» sea «un acto de heroicidad ante el hembrismo que desprenden» y ha criticado a «las políticas actuales del nuevo feminismo» porque, en su opinión, crean desigualdad y solo sirven para mantener «la red clientelar y de chiringuitos».
Sofía Castañón (Unidas Podemos) ha apuntado que todas las políticas de redistribución económica son también políticas feministas porque son las que hacen tender a la igualdad de condiciones, al tiempo que ha considerado «de absoluta gravedad» la violencia machista, motivo por el que es oportuno legislar, presupuestar y ejecutar ante esa «catástrofe».
Inés Sabanés (Equo-Más País) ha coincidido en lo sustancial de las políticas económicas, pero en esa «visión holística» para el futuro echa en falta el «ecofeminismo», ya que los «excesos del modelo de usar y tirar, la falta de respeto a la naturaleza, el sistemático consumo de recursos tiene especial incidencia en los países empobrecidos y sobre todo en las mujeres de esos países».
Sara Giménez (Ciudadanos) también ha hecho hincapié en las políticas de empleo, pues «la pobreza sigue teniendo rostro de mujer», así como ha instado a ver el feminismo desde la perspectiva de la libertad, ya que «nadie es quién para imponer determinados modelos de feminismos».
Y Joseba Agirretxea (PNV), único varón en estos debates, ha señalado que la igualdad es «asignatura pendiente» especialmente de los hombres, puesto que culpa de los hombres fue históricamente la desigualdad, y ha coincidido en que «no es cuestión de tener más textos legislativos» y en que la violencia machista es «el sumun de la desigualdad». EFE
M.M.