Un grupo de aproximadamente cincuenta refugiados ucranianos, junto a los miembros de la expedición que facilitó su llegada a España, ha liberado este viernes varias docenas de globos hacia el cielo desde la icónica plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, como acto simbólico de solidaridad y homenaje a Ucrania.
Mujeres, niños, jóvenes y algún que otro anciano han participado en este acto, que ha llenado por un breve momento el cielo de esferas amarillas y azules, los colores de la bandera nacional ucraniana, que también cuelga de uno de los balcones del compostelano Pazo de Raxoi, sede de los gobiernos municipal y autonómico.
A este evento se ha unido también de forma espontánea un grupo de jóvenes peregrinas andaluzas, que le han dedicado a los refugiados cánticos de apoyo y han conversado con alguno de los pocos que hablaban algo de castellano. A los menos diestros con el idioma le han dedicado abrazos y besos.
Valeria Krivoviaz y Elena Ivaniuk, dos de las mujeres que forman parte de la expedición, han atendido a los medios con ayuda de una traductora.
Ambas han agradecido la solidaridad del pueblo gallego y la cálida acogida que les han brindado en Compostela, donde han sido invitadas a multitud de eventos y actividades, a la vez que se les han facilitado clases de idiomas para ayudar en su integración.
«Gracias» o «Buenas tardes» son de las pocas expresiones que hasta el momento dominan estas mujeres, ambas nativas de Kiev, una capital que todavía hoy padece los rigores del conflicto bélico en su país de origen.
El semblante de ambas mujeres se endurece al hablar de la guerra y muestran su sincera preocupación por los familiares que todavía permanecen en Ucrania, aunque enseguida trasladan su convicción de que esta invasión pueda terminar pronto y, desean, de forma favorable al pueblo ucraniano.
Estrella Digital