El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que «ni los fondos públicos, ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, ni los servicios de Inteligencia se van a utilizar para tapar hechos delictivos, ni para perseguir a adversarios políticos fuera de la ley». Lo ha hecho este jueves en el Congreso de los Diputados respondiendo a la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, que le había acusado de destituir a Paz Esteban, ya exdirectora del CNI, «para contentar a los independentistas».
La tensión ha sido tensa en el Hemiciclo. Sánchez ha lanzado duras críticas al PP, al que ha calificado de «una desgracia de derecha», y de ser un partido corrupto, «un mangante». Cuca Gamarra, por su parte, lo ha acusado de representar «la degradación absoluta de la política» y que la decisión de cesar a Paz Esteban deja claro que en España «gobiernan los independentistas».
Pedro Sánchez ha reconocido que ha habido un fallo de seguridad en las comunicaciones del Gobierno de España, lo que ha motivado la marcha de Esteban. «El Ejecutivo ha hecho lo que hace siempre, cumplir con la ley, ponerlo en conocimiento de la justicia y actuar con total transparencia ante la opinión pública», ha dicho en la sesión de control del Congreso, donde ha aprovechado para «reconocer» el trabajo de Paz Esteban y de los funcionarios del CNI.
Sánchez, visiblemente molesto por la intervención de Gamarra, ha hecho un retrato demoledor del último Gobierno de Mariano Rajoy. El jefe del Ejecutivo ha sacado pecho de su labor porque, cuando gobernaba el PP, ha dicho, España en Europa «contaba como un cero a la izquierda». Aunque la situación «hoy no es perfecta», ha proseguido, se cumple la Constitución y «los mangantes no están en el Gobierno como sí ocurría» con el Partido Popular cuando estaba en Moncloa.
Sánchez ha recordado que dentro de poco se van a cumplir cuatro años desde que triunfó la moción de censura que le llevó a la Moncloa y que en ese momento en Cataluña se había aprobado una declaración de independencia y salía el Gobierno de un partido condenado por corrupción y cuya secretaria general (María Dolores de Cospedal) «destruía a martillazos pruebas para la Justicia». También ha señalado que se creó una estructura parapolicial para perseguir adversarios políticos de manera irregular.
Sánchez también ha planteado lo que se podría conseguir si ahora se pudiese contar con el apoyo del PP al Ejecutivo para superar las consecuencias de la pandemia y de la guerra en Ucrania. Pero ha reconocido ser «ingenuo» al apuntar esa posibilidad, porque entonces cree que se estaría ante «una derecha moderna y europeísta y no la desgracia de derecha que sufre la democracia española».
Gamarra le ha instado a preguntarse por qué los independentistas le quieren al frente del Gobierno, una cuestión a la que ella misma ha respondido afirmando que se debe a que con él son más fuertes. «Puigdemont, Junqueras y Otegi no quieren a Alberto Núñez Feijóo. Le quieren a usted. Pero no le eligen por su valía; le quieren por su debilidad, porque el éxito del proyecto político de ERC y de Bildu pasa necesariamente por un presidente dispuesto a socavar desde dentro las instituciones», ha recalcado.