El pasado 27 de abril Isabel Díaz Ayuso acudía sonriente al cuartel general del PP, en la calle Génova, para entregar los avales que le permitirán (por fin) ser elegida presidenta del PP madrileño en el congreso que se celebra este fin de semana. Quien recogía la documentación era un veterano dirigente del partido a punto de cumplir 66 años, Juan Carlos Vera Pro, elegido presidente del cónclave.
Veterano donde los haya. «El eterno ‘fontanero’. No hay nadie que no lo conozca. Su mero nombre infunde respeto y en algunos casos miedo», señala uno de los compromisarios del congreso. «Todo cambia en este mundo, menos Jordi Hurtado [presentador televisivo] y Juan Carlos Vera, que siguen», coinciden en señalar con ironía varios nombres con peso en el PP madrileño.
Juan Carlos Vera lo sabe todo del partido y lo sabe todo de casi todos dentro del partido. Licenciado en derecho y abogado colegiado, es uno de los ‘fontaneros’ con más experiencia dentro del PP, desde que empezó en la Secretaría de Organización en los tiempos en que Álvarez Cascos era el todopoderoso secretario general o ‘general secretario’, como le gustaba llamarse.
Ha sido diputado nacional desde 1993 a 2019, secretario del Comité Nacional de Derechos y Garantías, vocal del Comité Ejecutivo Nacional, y miembro de todos los Comités Electorales oficiales y oficiosos que desde los años 90 han funcionado en Génova 13. Cuando el PP empezó a ser el PP, Vera ya estaba allí.
Los tumultuosos y conflictivos años que ha vivido el PP de Madrid, salpicados con múltiples casos de corrupción y escándalos varios, han hecho que Génova siempre recurriera al fontanero Vera (metido muchas veces a bombero) para intentar apagar los fuegos de las luchas internas y poner orden. Tras la dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta del PP madrileño en febrero de 2016, Juan Carlos Vera fue elegido secretario general en la gestora que se tuvo que formar deprisa y corriendo bajo el liderazgo de Cristina Cifuentes.
Y cuando Cifuentes cayó en desgracia por un máster y unas cremas, el PP volvió a recurrir al eterno Vera para volver a ser de nuevo el secretario general de otra nueva gestora en el PP de Madrid presidida esta vez por Pío García-Escudero.
«Tiene una cabeza privilegiada. Lo sabe todo de las finanzas del partido, de la estructura del partido y de organizar campañas y congresos», señala un periodista que lo conoce muy bien y lo trata desde hace muchos años. De los pocos que hablan con él, porque a Juan Carlos Vera no le gusta tratar con reporteros y plumillas.
Un ‘genovés’ entre genoveses que ha sobrevivido a todos los escándalos que han manchado la marca del PP, sobre todo en Madrid. Su nombre apareció de refilón en el sumario del caso Gürtel, que a tantos de sus excompañeros de ha llevado judicialmente por delante. Pero Vera, «el jefe Vera», como le llaman algunos, salió ileso.
«Se maneja en el partido como pez en el agua. Siempre ha estado en un segundo plano en lo que a grandes cargos públicos se refiere, pero se ha sabido posicionar bien para manejar los hilos del poder en Madrid, acumulando una importante capacidad de influencia en la elaboración de las listas electorales y la distribución de los cargos internos.
En un PP de Madrid que ha sufrido años tan turbulentos, su supervivencia es todo un logro», explica otro destacado veterano del PP madrileño, que pone como ejemplo la lucha fratricida que hubo durante todo 2017 en el municipio madrileño de Pozuelo de Alarcón, la joya de la corona electoral del PP (los populares ganan ininterrumpidamente allí desde 1983).
Vera maniobró para que su actual pareja, la diputada autonómica Yolanda Estrada, fuera elegida presidenta del PP de Pozuelo. Al final ganó el actual consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, el candidato que apoyaba Cifuentes y que derrotó a Estrada en las primarias de Pozuelo.
Pero aquellas elecciones abrieron heridas y la crisis se cerró en falso. Tanto, que fuentes del entorno de Ruiz Escudero recuerdan como a pesar del triunfo del consejero de Sanidad, «hubo durante mucho tiempo la amenaza de poner una gestora en Pozuelo tras la derrota de Yolanda Estrada con la excusa de que Escudero no estaba revitalizando el partido».
La gestora que finalmente sí se puso en otro municipio madrileño, Villaviciosa de Odón, cuando el partido se revolvió contra la presidenta Pilar Martínez porque su relación con Vox era insostenible. El PP la sacrificó para alcanzar la alcaldía. ¿A quién se nombró como presidenta de la gestora? A Yolanda Estrada, la pareja de Vera.
Vera es un superviviente nato. Tras más de 25 años en la ‘pomada’ del partido, la llegada de Pablo Casado a la presidencia nacional redujo mucho su nivel de influencia. Primero fue apartado de la ejecutiva nacional del partido tras la remodelación que hicieron Casado y el secretario general Teo García, que no congeniaba mucho con Vera.
Segundo, fue relevado en septiembre de 2019 como secretario general de la gestora que dirigía el PP de Madrid desde la dimisión de Cifuentes. Le sustituyó Ana Camins, persona de máxima confianza de Casado. Y en tercer lugar, Vera no fue incluido en ninguna lista electoral por primera vez desde 1993. La nueva dirección tampoco quiso reincorporarle como personal fijo en el partido, ya que en esos momentos (2019) la economía de los populares no era la más boyante.
Pero Vera ha demostrado también ser un corredor de fondo, un bregador. En 2006 estuvo a punto de dejarse la vida en el asfalto cuando como diputado nacional participaba en Las XII Jornadas Ciclistas Parlamentarias y tuvo una brutal caída que provocó su hospitalización grave con un «traumatismo craneoencefálico severo».
Sus compañeros se lo encontraron tendido «boca arriba, con un charco de sangre al lado de él, con la boca abierta y la lengua temblorosa. Le decían: ‘¡Juan Carlos, Juan Carlos!’, y no respondía», según uno de los testimonios del accidente recogidos por el diario El País. Afortunadamente, todo se quedó en un susto. Vera se recuperó en 2006 tras este accidente y se ha recuperado de nuevo ahora tras el ostracismo que le provocó la llegada de Casado al poder.
Su amigo Almeida le recolocó como gerente del elitista Club de Campo Villa de Madrid, con un salario de 97.000 euros anuales. Un lugar tranquilo rodeado de campos de golf y cuadras de caballos. «Está claro que no es el destino que deseaba, pero una vez que está aquí se ha implicado y es un gestor resolutivo», explican fuentes de la gestión del club.
Como la vida da muchas vueltas, y más la política, la caída de Pablo Casado y Teo García le han vuelto a situar entre los que manejan los hilos del nuevo PP de Madrid bajo el liderazgo de Isabe Díaz Ayuso y su mano derecha, Alfonso Serrano, nuevo secretario general del PP de Madrid. Serrano es buen amigo de Vera y este ha sido el elegido para que presida el congreso que ‘entronizará’ a Díaz Ayuso. El eterno Vera siempre regresa.