El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que el próximo martes el Gobierno aprobará la estabilización de 67.300 profesionales sanitarios de toda la administración, para hacerles fijos. Considera como «un paso muy importante» para «acabar con la precarización» laboral que sufre desde hace décadas la Sanidad.
Sánchez se refiere así en una entrevista en El País días después de terminar la Cumbre de la OTAN que considera un «éxito» que manda «un mensaje de unidad» al líder ruso, Vladimir Putin. Asimismo tras la tragedia en la valla de Melilla que califica de «un ataque violento a las fronteras de nuestro país» porque «fueron armados».
La entrevista se produce cuando España alcanza una inflación del 10,2%, un dato «malo» que, según Sánchez, sería «aun peor» sin las medidas del Gobierno hasta el punto de alcanzar un 15%. Sin desvelar cómo va a ejecutar el impuesto a las grandes empresas energéticas, cuyos beneficios «no son ni razonables ni asumibles».
Por eso pide a «los empresarios que suban los salarios y que contengan los beneficios» señalando que «este es un Gobierno molesto, incómodo para algunos intereses poderosos».
A la espera de conocer los detalles, explica que «se han pactado los criterios comunes con las comunidades autónomas y dará respuesta a la temporalidad que ha existido durante décadas» en el sector.
En cuanto a la tragedia en Melilla, Sánchez admite que no ha hablado con Marruecos pero afirma que lo que ocurrió «fue un ataque violento a las fronteras de nuestro país, fueron armados».
Destaca que más allá de la treintena de inmigrantes subsaharianos muertos, hubo «más de 100 gendarmes marroquíes heridos y más de 40 miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado españolas» en un ataque del que responsabiliza a «las mafias«.
El líder del Ejecutivo, que evita mencionar si nuestro vecino cumple con los derechos humanos, sí pide «reconocer el esfuerzo que está haciendo Marruecos«, por «defender las fronteras de España«, por lo que antes de pedir garantías de que esto no vuelva a ocurrir, considera que «España y Europa tienen que ser solidarias también con Marruecos».
Por otra parte, Sánchez no cree que el aumento hasta el 2% del gasto en Defensa amenace con romper la coalición de Gobierno con Unidas Podemos, una medida que responde a un «orden internacional que ha cambiado», por eso les pide que reflexionen sobre ello.
«Nos armamos para disuadir a la Rusia de Putin«, subraya el presidente que teme que la agresión en Ucrania se cronifique y se pueda extender a otros lugares en el flanco este de la Alianza en caso de que Putin gane la guerra.
En clave interna, Sánchez confía que salga adelante la iniciativa socialista que autoenmienda la última reforma del CGPJ para que el Consejo, en funciones, pueda nombrar a dos magistrados del Constitucional, de manera que espera que «en los próximos meses» culmine la renovación del tribunal de garantías por tercios.
Además, arremete contra los poderes oscuros impulsados por el dinero que buscan «debilitar y socavar el Estado del bienestar para poder hacer negocio» y que han utilizado la pandemia y la guerra para «tratar de derrocar al Gobierno» porque lo que quieren es «que los progresistas nos demos por vencidos. Y no lo vamos a hacer».
Sánchez no hace autocrítica de su Ejecutivo y dice estar «muy a gusto y cómodo» con «todos los ministros del Gobierno de España y la dirección federal del PSOE», por lo que fija su objetivo en continuar con su hoja de ruta legislativa.
Asegura tomar nota de lo ocurrido en Andalucía donde admite el «mal resultado», espera que la mesa de diálogo de Cataluña se reúna en julio y no cree que el Supremo revoque los indultos del procés