Los malos resultados del PSOE en las últimas citas electorales han obligado a Pedro Sánchez a dar un golpe de timón para intentar revertir una situación en la que coinciden todas las encuestas. El PSOE se desangra por la fuga de votos hacia el PP, la abstención de sus votantes y los indecisos.
La semana política comenzaba el lunes con la renuncia de la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra; continuaba el martes con un barómetro del CIS que por primera vez daba la victoria al PP, y terminaba el sábado con un Comité Federal que ratificaba la remodelación del partido decidida por Sánchez para cambiar el rumbo.
Las «tripas» del último barómetro del CIS dan algunas pistas de la dolencia que afecta a las expectativas de voto del PSOE a punto de emprender un calendario electoral frenético con elecciones municipales, autonómicas y generales en apenas año y medio.
El síntoma principal de ese declive demoscópico de los socialistas es la caída sostenida de la fidelidad de voto. Solo un 63% de los ciudadanos que votaron por el PSOE en las elecciones de 2019 confiesan ahora que repetirán la papeleta de Pedro Sánchez.
En marzo, ese porcentaje era del 73%. En solo cuatro meses, ha caído diez puntos. ¿Y adónde van los simpatizantes del PSOE? En un porcentaje nada desdeñable del 8,3 por ciento se pasan al PP, y un 3,8 por ciento a Unidas Podemos.
Justo lo contrario de lo que le pasa al PP que es, de largo, el partido de ámbito nacional con el voto más fiel y con el votante tradicional más movilizado. El 86,9% de los que votaron al PP en las pasadas generales dice ya que volverá a optar por los ‘populares’.
Sin embargo, la mayor fuga de votantes socialistas se marcha a la abstención -4,2-, al voto en blanco -4,3- y otro 9,2 por ciento confiesa que no sabe todavía a quien votará. Entre indecisos, abstencionistas y votos en blanco el PSOE pierde casi un 20 por ciento de su fuerza electoral.
El presidente del Gobierno obtiene una nota media de 4,33 sobre diez, por debajo del 4,89 de Alberto Núñez Feijóo, que ya es el líder político mejor valorado, por delante incluso de Yolanda Díaz, que ha ostentado ese puesto durante meses.
Sánchez incluso obtiene una nota discreta entre sus propios votantes, de 6,30 sobre diez, casi un punto menos de lo que le dan a Feijóo los seguidores del PP, que lo puntúan con un 7,23.
La nota media de Sánchez se explica por el fuerte rechazo que genera entre los votantes de los partidos a la derecha. Un 2,35 para los votantes del PP, y un 1,64 entre los de Vox.
Justo lo contrario de lo que le pasa al PP que es, de largo, el partido de ámbito nacional con el voto más fiel y con el votante tradicional más movilizado. Y es que el 86,9% de los que votaron al PP en las pasadas generales dice ya que volverá a optar por los ‘populares’.
Lo contrario de lo que le ocurre a Feijóo, que se acerca al aprobado -4,50- incluso entre quienes votaron a los socialistas y lo supera con holgura para los de Vox, con un 5,85 sobre diez.
Ese un reflejo más del trasvase de votos desde las filas de Vox hacia el PP y que han permitido al partido de Feijóo auparse en el último CIS como la primera fuerza política en estimación de voto, con un 30,1 por ciento, casi dos puntos de ventaja sobre el PSOE.