Pedro Sánchez ha sido elegido presidente de la Internacional Socialista este domingo durante su XXVI Congreso, un puesto que por primera vez ocupa un español en su historia. Se trata de una organización cuyo objetivo es tener una mayor influencia a nivel mundial en los países y otros ámbitos de las sociedades principalmente progresistas.
Puesto que hasta ahora su relevancia mediática es más bien escasa. Con su nombramiento se pretende que dicha organización adquiera mayor peso y relevancia en la toma de decisiones de los diferentes gobiernos e instituciones.
Este nuevo paso del líder del PSOE, busca darle a su persona, una mayor proyección fuera de nuestras fronteras. Con el fin de dotar a su perfil político de mayor visibilidad si cabe, donde parece tener mayor reconocimiento y una mejor valoración que en nuestro país.
A un año de las próximas elecciones generales, Sánchez tiene puesta sus miras en volver a repetir en Moncloa, aunque las últimas encuestas de varios medios no dejan claro que pueda optar a una segunda legislatura. Antes de esa cita electoral, los españoles están llamados en mayo a las urnas para renovar los parlamentos autonómicos y las alcaldías.
Dependiendo de los resultados obtenidos por los socialistas, será un buen termómetro para comprobar las posibilidades del presidente del Gobierno de salir reelegido. Si no fuera así, sería el primer mandatario del PSOE que no repitiera tras las victorias logradas por sus antecesores, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
Legislatura con luces y sombras
Para intentar convencer a los ciudadanos de que merece volver a gobernar, su política está encaminada a vender los logros obtenidos durante su legislatura, como la subida del salario mínimo interprofesional, la rebaja de impuestos o las ayudas a los colectivos vulnerables, azotados por la subida de los precios y los bajos salarios.
Por contra, su lastre parece ser la elección de sus socios durante los años que lleva dirigiendo nuestro país. El apoyo de partidos independentistas como ERC o Bildu, puede ser una losa muy grande difícil de justificar para un electorado socialista moderado, que no ve con buenos ojos que la gobernabilidad de España, se sustente en unas formaciones que buscan precisamente su destrucción.
En caso de que su rival, Núñez Feijoo le arrebatase la presidencia del Gobierno, Sánchez seguiría consolidando su elección como mandatario de la Internacional Socialista. Aunque probablemente no se limitaría a este cargo, con la mirada puesta en otros organismos bien de la Unión Europea o de instituciones mundiales.