La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha abogado este lunes por llevar a cabo una reforma electoral por la que se dividiría España en 350 o 400 distritos con el fin de elegir diputados en dos vueltas.
En su columna semanal en 'El Mundo', recogida por Europa Press, Aguirre se ha mostrado defensora de abordar la reforma de la Ley Electoral actualmente vigente antes que meterse de lleno en la Constitución, para lo que «probablemente no existe el consenso necesario y deseable».
Aguirre se siente cercana al sistema británico, que consta de distritos uninominales con los que se logra «más cercanía y control por parte de los electores sobre los elegidos». «Mi propuesta consiste en dividir España en 350 o 400 distritos electorales con un número de habitantes parecido para que elijan a los diputados del Congreso, eso sí, en dos vueltas», ha detallado.
«En cada distrito electoral el escaño se adjudicaría al candidato que obtuviera la mitad de los votos emitidos en la primera votación. En el caso de que ninguno de los candidatos llegase al 50 por ciento habría que recurrir, como en Francia, a una segunda vuelta, a la que ya sólo podrían concurrir los dos candidatos que más votos hubieran obtenido en la primera», ha explicado la presidenta de los populares madrileños.
Defiende que los electores conocerían, antes de votar en la segunda vuelta, las posibles alianzas, coaliciones o pactos que los políticos hubieran hecho «y no como ahora, que los políticos, una vez que han conseguido el voto de los ciudadanos, quedan con las manos libres para formar coaliciones a su antojo».
A eso ha sumado que la ley actual propicia que los votos de unas provincias valgan «cuatro veces más que en otras«, incumpliendo el mandato constitucional de la proporcionalidad.
«Con esta propuesta se mejoraría sustancialmente la situación», ha apostillado. Esperanza Aguirre cree que podría estudiar algún mecanismo corrector para mantener la proporcionalidad, en el caso de que con el nuevo sistema hubiera formaciones que se vieran penalizadas. Pone como ejemplo el caso de un Congreso de 400 diputados, en el que se podría dejar 50 escaños para adjudicarlos proporcionalmente a unas listas de los partidos según el número total de votos que hayan obtenido en toda España.
«Con el sistema actual el resquemor de los ciudadanos hacia los políticos no para de agrandarse porque ven que su opinión cuenta cada vez menos y que son las cúpulas de los partidos las que deciden en su lugar», ha apuntado, lo que le ha llevado a calificar de «imprescindible» que los ciudadanos «puedan elegir a sus representantes con nombres y apellidos y dejen de votar listas cerradas, de las que sólo conocen, y no siempre, el nombre del que va en primer lugar».
El objetivo es «acabar con el foso cada vez más ancho y profundo que separa a electores de elegidos, además de con la desafección creciente de los ciudadanos hacia los políticos».