Los vecinos del barrio madrileño de San Blas cargan contra la operación sellada por el Ayuntamiento de Madrid que permite la compra de La Peineta por parte del Atlético de Madrid. Una vez más, se han mostrado indignados por la postura tomada por la Administración que, según ellos, siguen ignorando sus peticiones. Advierten de que será un “caos”. “El Ayuntamiento ha aprobado la modificación del plan parta que vaya allí el Atlético pero las medidas para resolver los problemas de movilidad no están tomadas “, asegura a este diario el responsable de urbanismo de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM).
El pasado martes el Ayuntamiento aprobó con los votos favorables del PP, Ahora Madrid, Ciudadanos y la abstención del PSOE una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid en el marco de la Comisión de Desarrollo Urbano Sostenible. El objetivo era cambiar la categoría del suelo de dotacional deportivo público a dotacional deportivo privado para facilitar la operación y la compra de los terrenos. Ahora este acuerdo deberá ser ratificado por la Comunidad de Madrid. “Llevo ocho años hablando con los gobiernos municipales. Con los anteriores y con los actuales, pero con muy poco éxito”, lamenta Pérez Quintana.
Enfado de los vecinos
Además, los vecinos denuncian que el texto elaborado en la Comisión apenas recoge medidas para paliar las consecuencias negativas en la movilidad que tendrán los eventos en el estadio, tal y como recoge la FRAVM. “Va a ser un caos. Un caos de cuidado. Por aparcamiento, por atasco, el metro estará hasta los topes. Se ha hecho un estadio y no se han tomado las medidas para que la gente pueda llegar sin problemas. El Atlético de Madrid, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento son los que tienen que resolver el problema y están mirando para otro lado”, afirma el portavoz de la FRAVM.
Según la organización vecinal, el Atlético de Madrid tiene previsto comenzar la próxima temporada de la liga de fútbol en el complejo deportivo, sin embargo, lo único que se ha acordado es la puesta en marcha de un nuevo acceso en sentido norte-sur y solo de entrada desde la M-40 al lugar. “No soluciona el problema. Es una medida que mejora pero no es una solución. No resuelve”, sostiene Pérez Quintana. “Llevan ocho años con este tema y ahora se dan cuenta de que hay que pinchar la M-40 y que hay que ampliar el metro. Se dan cuenta ocho años después de que hay un problema de movilidad en la zona”, añade el portavoz.
Para los vecinos la solución a los problemas, que según ellos se sucederán a partir del próximo mes de agosto, pasa por ampliar la capacidad de la M-40 y reforzar los servicios de Metro y Cercanías. “La solución no es pinchar la M-40, es ampliar su capacidad en ese tramo. Habría que llevar la línea 2 desde la actual estación de Las Rosas a la estación de Estadio Olímpico y habilitar Cercanías. Tres medidas que pueden hacer que el problema quede reducido. Sin esas medidas es imposible”, propone Pérez Quintana.
Problemas para vecinos y aficionados
Según datos del propio Ayuntamiento de Madrid, un partido mueve de media entre 10.000 y 15.000 coches, entre 3.000 y 4.000 motos y en torno a 200 autobuses, tal y como recoge la FRAVM. “Considerando un flujo parejo de espectadores y teniendo en cuenta que La Peineta contará con 4.000 plazas de aparcamiento y que los barrios aledaños de Las Rosas, Las Musas, San Blas y Canillejas suman, como mucho, 1.000 plazas, hoy faltarían entre 6.000 y 10.000 para absorber el tráfico previsto”, asegura la FRAVM.
Los vecinos insisten en que a partir del próximo mes de agosto comenzarán los problemas para los residentes y también para los aficionados. “Para los vecinos es un problema. También para los aficionados. Unos y otros lo van a pagar. Al aficionado para llegar al estadio tendrá que salir horas antes, tendrá problemas con el coche, etc. Es un tema que perjudica tanto a vecinos como aficionados”, explica Pérez Quintana.
Aún así, los vecinos creen que las medidas para evitar el colapso en el barrio que llevan reclamando años terminarán implantándose. “Se terminarán llevando a cabo porque no queda más remedio. Pero las medidas las van a tomar tarde. ¿Por qué no lo han hecho? Porque cuesta dinero. En vez de abordar los problemas y resolverlos antes de que se produzcan esperan a que vengan y cuando estamos ahogados es cuando deciden tomar soluciones”, concluye el portavoz de la FRAVM.
Marina García-Rico