La capital de España vuelve a estar en alerta por la amenaza de las bandas latinas. La SECAI (Sección de Coordinación y Análisis de Información) de la Policía Municipal de Madrid tenía controlados a todos los 'guerrilleros', pero Manuela Carmenas, alcaldesa de la ciudad, y su equipo de gobierno decidió desmantelar una unidad que colaboraba de manera activa con la Policía Nacional, con la Guardia Civil e incluso con el CNI (Centro Nacional de Investigación). En la actualidad, la SECAI continúa en funcionamiento, pero sólo para temas burocráticos y con muy pocos efectivos. «Todo el tema de la investigación está parado», afirman fuentes policiales. Una nueva oleada de delitos relacionados con las bandas latinas ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de contar con una unidad denostada y maltratada por la Administración local, según reconocen fuentes del propio cuerpo de seguridad.
Hace una década, Madrid se convertía en un nicho de captación para los 'reyes' latinos, que aprovecharon la crisis económica vivida y la desesperación de muchos jóvenes para reclutar a cerca de 800 pandilleros, a finales del año 2008, según fuentes policiales. Desde entonces las intervenciones policiales y el descabezamiento de las cúpulas de las bandas latinas han mermado el número de efectivos de todas ellas. De hecho, la gran labor realizada por la Policía Municipal de Madrid y la Policía Nacional logró incluso hacer desaparecer a una de la más representativas, los 'Latin Kings'. En la actualidad, el número de personas pertenecientes a las bandas latinas ha descendido hasta las 300, según datos de la Policía. Lo curioso es que la disminución de los 'guerrileros' ha coincidido con un repunte de la actividad delictiva de grupos como los Ñetas o los DDP (Dominican Don't Play).
Una reyerta a navajazos en la piscina municipal del barrio de Orcasitas y un apuñalamiento con un machete en el distrito de Vallecas en tan sólo una semana han reabierto el debate sobre la necesidad de volver a contar con los servicios de inteligencia del cuerpo local. «Tenían controlados a todos las bandas latinas. Contaban con fotos, direcciones, lugares de encuentro…» afirman fuentes policiales. Las labores de investigación de estos agentes consistían en tratar directamente con la fuente. Por este motivo, eran muy habituales las infiltraciones.
«Gracias a ellos conseguíamos anticiparnos a los movimientos de los delincuentes y evitar reyertas entre bandas latinas con nuestra sólo presencia en la zona donde se iba a desarrollar el combate», explican fuentes del cuerpo local.
Concejales 'fichados'
La SECAI estaban ubicadas en el edificio de Jefatura y tenían una sala donde sólo se podía acceder con una tarjeta personal e intransferible. En su interior, cientos de archivadores llenaban los muebles y las estanterías con información de todos los grupos violentos de la capital. «Bandas latinas, grupos de extrema izquierda, de extrema derecha, bandas del este… tenían todo controlado», afirman fuentes policiales y conocedoras de la actividad de esta unidad. Además de la información almacenada, los agentes también disponían de un gran corcho donde colgaban las fotos de los miembros de las diferentes organizaciones delictivas y la relación entre ellos. «Era como en las películas americanas, tenían fichados a un gran número de personas relacionadas con los grupos más problemáticos de la capital», explican fuentes policiales.
La información es poder y la Policía Municipal de Madrid tenía demasiada, no sólo de las bandas latinas, sino también de grupos de extrema izquierda y de movimientos sociales relacionados con esta ideología. Este hecho asustó al propio Javier Barbero, concejal de Seguridad, y miembro del colectivo, 'Patio Maravillas'. «La SECAI tenían informes de algunos de los concejales que ahora mismo ocupan un asiento en el Palacio de Cibeles», afirman fuentes policiales.
Despedidos por teléfono
El desmantelamiento de la unidad se produjo en diciembre del año 2015, tan sólo unos meses después de la llegada de Manuela Carmena a la Alcaldía de la capital. Los agentes de la SECAI recibieron una llamada de teléfono para informales el cese de la actividad de investigación del cuerpo local. De un día para otro, Ahora Madrid fulminó a una unidad que contaba con el apoyo de Policía Nacional, de la Guardia Civil y del CNI. De hecho, estos cuerpos envidiaban la forma de trabajar de las SECAI, porque estaban en continuo contacto con las fuentes. «Se ganaron el respeto y eran demandados para realizar algunas operaciones en conjunto con otros cuerpos estatales», afirman fuentes policiales.
A pesar de la gran labor realizada, el consistorio madrileño no tuvo consideración con los miembros de las SECAI a la hora de elegir destino. De hecho, algunos de ellos fueron enviados a patrullar a unidades que comprometían la integridad física del policía. Cabe destacar que muchos agentes estuvieron infiltrados y en contacto directo con grupos y bandas muy violentas y el hecho de pasear con el uniforme del cuerpo local por sus dominios supuso un grave problema para ellos. El equipo de gobierno local no tuvo en cuenta este hecho y algunos de los afectados han estado cerca de dos años para poder cambiar de distrito.
Los grandes perjudicados de la supresión de las SECAI han sido las UCES -actuales UAS (Unidad Apoyo a la Seguridad)-, más conocidos como los antidisturbios de Madrid. Las labores de inteligencia de los agentes del cuerpo local facilitaban la labor de los miembros de las UCES. De hecho, en ocasiones evitaban la intervención de los antidisturbios porque con su simple presencia en una zona donde se iba a desarrollar un conflicto evitaba cualquier altercado. «Hemos llegado a entrar en algunos inmuebles sin necesidad de encender ninguna luz gracias a las indicaciones y al trabajo previo de la SECAI», afirma un agente de las antiguas UCES.
Carlos Lospitao