Era una secreto a voces, una situación insostenible y todo el gobierno local del Ayuntamiento de Madrid conocía el desenlace final, pero no ha sido hasta este lunes cuando las relaciones entre Manuela Carmena, alcaldesa de la capital, y Carlos Sánchez Mato, exconcejal de Economía, se han roto. La destitución de este último como delegado de Hacienda en el consistorio ha supuesto la escenificación del cambio de rumbo de la política de la exjueza. En esta ocasión, Carmena ha ejercido de alcaldesa con mano de hierro y no ha duda en cesar a su edil más díscolo. La marcha de Mato no sólo plantea una guerra entre el máximo responsable del distrito de Vicálvaro y la alcaldesa, sino también un conflicto entre Izquierda Unida -partido al que pertenece Mato- y Carmena.
La regidora madrileña ha justificado el cese de Sánchez Mato, conocido una hora antes del Pleno extraordinario sobre el Plan Económico Financiero, asegurando que no podía «permitir que el concejal de Hacienda no apoye la propuesta que él mismo había dirigido al Pleno». Carmena adoptó ayer esta decisión después de que el ya exdelegado, que milita en IU, le anunciase que se iba a ausentar en la votación del plan, algo que hoy ha hecho junto a otros cinco ediles, dos de Izquierda Unida -Mauricio Valiente y Yolanda Rodríguez- y tres de Ganemos -Rommy Arce, Pablo Carmona y Montserrat Galcerán-.
Pero el malestar por la destitución de Sánchez Mato y su relevo por parte de Jorge García Castaño se extiende a otros tres concejales de Carmena, Celia Mayer, Javier Barbero y Guillermo Zapata, que hoy han expresado dudas sobre su continuidad, aunque según la alcaldesa sólo le han comunicado que buscan «más participación». En un comunicado, el Ayuntamiento ha indicado que el Ministerio de Hacienda ha dado ya su «visto bueno definitivo» a un plan económico financiero cuyo borrador ya había validado el departamento de Cristóbal Montoro, según aseguro la alcaldesa el pasado viernes.
La obediencia ante Hacienda y los «recortes al gasto» han dividido así en dos el Gobierno de Carmena, que ha dicho sentir el cese porque Sánchez Mato «lo ha pasado mal» y ha anunciado una reorganización en los distritos porque García Castaño no podrá asumir finalmente las Juntas de Centro y Chamberí. Después de que la Coordinadora de IU Ciudad decidiese ayer que sus tres ediles no participaran en la votación si Ahora Madrid no posponía el Pleno para consultar a sus bases, Carmena ha advertido que IU no puede condicionar al Gobierno ya que «ni siquiera» formó parte de una candidatura que dividió en dos a la formación.
Sobre la continuidad de Valiente, tercer teniente de alcalde, en la Junta de Gobierno, Carmena se ha mostrado «segura» de que seguirá porque comparte su visión de que la «política de partidos» no debe entrar en el seno de este órgano ejecutivo. El problema es que que la realidad es que dentro de Ahora Madrid existe una disputa de poder entre Izquierda Unida, Ganemos, Unidos Podemos y los independientes, entre los que se encuentra Carmena, aunque esta última mantenga una gran sintonía con el partido de Pablo Iglesias. Esta disputa por el dominio del gobierno local es algo que reflejó la semana pasada Jesús Montero, secretario general de Podemos en la capital, deslizó la posibilidad de que en la próxima lista electoral no repitiesen al menos nueve de los actuales concejales. Además, Montero instó a Izquierda Unida a elegir entre Unidos Podemos o Ganemos, una prueba evidente del conflicto que se vive en Ahora Madrid.
Por su parte, Izquierda Unida ha querido cerrar filas y ha mostrado su apoyo incondicional a la alcaldesa, Manuela Carmena. «Queremos tranquilizar a la gente. Si alguien cree que tiene impacto en otros ayuntamientos, deciros que rotundamente no. No va a tener trascendencia», ha subrayado la coportavoz de la federación de IU Madrid, Sol Sánchez, en rueda de prensa, quien ha considerado que lo de Madrid se trata de un hecho «puntual» y fruto de la «pluralidad» de los grupos «diversos». En este sentido, ha remarcado que pese al desencuentro actual seguirán apostando por las confluencias y que esas alianzas entre partidos y sectores de la izquierda son más necesarias, reclamando «una unidad popular construida desde abajo y cada vez más fuerte».
Carlos Lospitao