Así lo han manifestado la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJVF) y Juezas y Jueces para la Democracia (JJpD), en un comunicado conjunto en el que solicitan respeto por la intimidad del menor y su familia, así como por la presunción de inocencia de la acusada.
Las asociaciones se hacen eco del informe del Consejo Audiovisual de Andalucía publicado en abril de 2018 en el que criticaba el “morbo, espectacularización y explotación sentimental”, además de la “difusión de imágenes violentas» en la cobertura de la muerte del niño Gabriel por parte de algunos medios de comunicación.
En ese sentido, las asociaciones firmantes consideran que en los últimos tiempos se ha producido «un cambio sustancial» en el tratamiento que determinados medios hacen de este tipo de juicios y apuntan que no se respeta ni el derecho a la presunción de inocencia ni el derecho de las víctimas a que preservar su intimidad e imagen.
La difusión de «rumores, informaciones erróneas e hipótesis inculpatorias” o de «datos personales” son algunas de las cuestiones que vulneran las garantías de las partes en este caso concreto, según el estudio al que aluden las asociaciones.
Asimismo, en el caso de Gabriel Cruz, estas agrupaciones judiciales aseguran que algunos medios no han respetado la «voluntad expresa, reiterada e inequívoca» de los padres a que se respete la memoria de su hijo y no se haga un «circo mediático».
Por todo ello, abogan por un «juicio justo», ya que es una «oportunidad idónea para reflexionar sobre qué tipo de información sobre casos judiciales queremos», una petición que extienden al resto de casos mediáticos en curso o por venir.
La Fiscalía solicita para Quezada prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía y diez años más de cárcel por sendos delitos de lesiones psíquicas.
Gabriel Cruz, de 8 años, desapareció el 27 de febrero de 2018 en una pedanía de Níjar cuando, según el escrito del Ministerio Público, la acusada lo abordó al salir de la casa de su abuela y lo llevó a la finca del padre, con quien mantenía una relación sentimental.
Una vez en la finca, lo mató y lo enterró junto a una alberca, que cubrió con tierra y piedras, tras lo que guardó las ropas y se las llevó a casa de la abuela del niño, a donde acudió tras ser alertada por Ángel Cruz de la desaparición de su hijo.
El 11 de marzo desenterró el cuerpo de Gabriel y lo metió en su coche para buscar un invernadero donde ocultarlo, momento en el que fue detenida.
Estrella Digital