jueves, noviembre 21, 2024
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Entrevista a María Jesús Cuéllar, presidenta del Consejo de Administración de la Universidad Isabel I con sede en Burgos

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– Es usted abogada de éxito, empresaria reconocida y actualmente presidenta del Consejo de Administración de la Universidad Isabel I de Castilla. Por si fuera poco es usted madre de familia con tres hijos. Con todo ello, y para empezar, mi más sincera enhorabuena por tanto éxito profesional y familiar. ¿Cómo se compatibiliza la vida profesional y la vida familiar?

Con mucho esfuerzo, trabajo y renuncias: mis hijos han sido la prioridad de mi vida, y también por ellos, y porque hay que predicar con el ejemplo, he trabajado mucho para ser una buena profesional. Al final los padres somos el espejo en el que se miran los hijos, para lo bueno y para lo malo.

Cuando hablo de renuncias me refiero a tiempos de sueño, fines de semana, vacaciones, amigos, tiempo libre. Han sido renuncias voluntarias, porque ellos han llenado mi vida y me han dado infinitas gratificaciones. Compatibilizar la crianza con el trabajo es difícil, pero no imposible, y como el día solo tiene 24 horas, hay que priorizar. Ha sido una época de la vida en que trabajas mucho, pero tu visibilidad es cero porque tus prioridades no pasan por ahí.

Ahora mis hijos han crecido y aunque me busquen continuamente por el rabillo del ojo, mi trabajo pasa a un primer plano y mi visibilidad también; ahora tengo tiempo para otras actividades.

– Lo primero que llama la atención es que todas las personas que trabajan con usted la definen como una líder nata, que se preocupa mucho por los demás y con una alta capacidad de trabajo con un nivel de eficiencia y exigencia extraordinario. ¿Cómo consigue usted liderar a su equipo y motivarle y que además hablen todos tan bien de usted?

Los equipos, por encima de todo, son personas; procuro conocerlas a todas, y mi relación con ellas, en general, transciende lo laboral: me importa su vida y su bienestar tanto en el trabajo como en su vida personal.

Me considero una más del equipo, empujo, colaboro para diseñar proyectos y pongo los medios para alcanzarlos, resuelvo problemas, aporto soluciones, analizo los fallos, me quedo hasta el final, y siempre estoy dispuesta a escuchar.

Le dirán también que soy una persona exigente; tengo un elevado sentido del trabajo bien hecho y de la búsqueda de la excelencia, empezando por mí; no pido a nadie que haga algo que yo no haría; analizo los fallos, no para echar la culpa, sino para ver donde nos hemos equivocado y evitar que se repitan; asumo las responsabilidades de mis decisiones, no busco chivos expiatorios, pido perdón cuando me equivoco, y  escucho siempre porque la comunicación en los equipos, como en la vida, es fundamental.

– Además sus colaboradores más directos destacan que es usted muy innovadora en sus planteamientos y soluciones, y que siempre tiene soluciones efectivas para los problemas que se le plantean. ¿Cuál es su secreto? ¿Cuáles son, a nivel personal, sus valores y claves de actuación?

Es verdad que a lo largo del día hay que dar respuestas a mil problemas que van surgiendo; mi formación en el mundo de la empresa, mi conocimiento del derecho y mi capacidad de analizar, estudiar y resolver problemas me ayuda a todo ello.

No tengo secretos, simplemente no permito que un problema se enquiste, no dejo nada para mañana; lo afronto de inmediato y busco salidas; a veces incluso los problemas te permiten plantearte opciones que nunca habías valorado y se acaban transformando en oportunidades.

Estoy rodeada de gente con talento, y les doy alas para presentar sus ideas y proyectos… Yo, como mujer, soy muy emocional, y enseguida me contagio y me apasiono con todo lo que suponga innovación y pongo todo de mi parte para que los proyectos salgan adelante.

– Como decíamos preside usted el Consejo de Administración de la Universidad Isabel I.  Una Universidad con nombre de mujer, en la que trabajan muchas mujeres y hay varias directivas, eso puede ser un avance respecto a la igualdad de género pero ¿qué opina usted sobre este tema en general, en el que las mujeres tienen dificultades profesionales?

Es cierto que en la Universidad  Isabel I, hay muchas mujeres; no sabría decirle a fecha de hoy, si más mujeres o más hombre, porque nos mantenemos en la franja 60/40, unas veces inclinados más a un lado y otras al otro; pero no ha sido un tema de cuotas, ni de programación, ha sido cuestión de mérito y, el resultado es que la paridad está conseguida, incluso áreas funcionales, que han sido siempre más terreno de  hombres como Investigación, Economía o Innovación, están dirigidas por mujeres.

Claro que las dificultades existen. Durante años, las mujeres no hemos tenido visibilidad, y de alguna manera se nos ha negado el liderazgo. Actualmente todavía, tan solo el 26% de las pequeñas empresas, o el 5% de las empresas cotizadas poseen mujeres en puestos directivos o Consejos de Administración, y no tienen sentido que en un mundo 50/50, permanezca oculta una parte, mientras es dirigido solo por la otra.

Pero el mundo va cambiando. Muchas empresas ya han descubierto la importancia de la presencia de las mujeres, especialistas en habilidades blandas, en sus puestos directivos: El último informe de la OIT de 2019 señala que reducir la brecha de género aumentaría el PIB a nivel global,  y se ha comprobado que, en las 500 mayores empresas del mundo que contempla la Lista Fortuna 500, las compañías que tienen un porcentaje más elevado de mujeres en puestos directivos han llegado a alcanzar hasta un 34% más de beneficios.

– ¿Cómo definiría la Universidad Isabel I a alguien que no la conoce?

Una Universidad joven, una Universidad del Siglo XXI, que está buscando liderar la enseñanza superior. Somos una Universidad nacida digital al amparo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación, con un corazón tecnológico, que necesita la pedagogía para poder latir.  Somos la fusión de tecnología y pedagogía.

– ¿Cuáles son sus principales características? ¿Qué les hace diferentes al resto de Universidades? 

Nuestra principal característica es que somos una Universidad nacida online. Ya sé que en los últimos tiempos muchas Universidades, incluso las que con fuerza se opusieron a nuestro nacimiento o se mofaban del online, se han subido al carro trasladando a la formación online los mismos parámetros y metodologías de las Universidades tradicionales: subiendo pdf a las aulas, llevando al streming las clases magistrales, o viendo las calificaciones en el móvil… en definitiva, ofreciendo experiencias virtuales de muy baja calidad.

Somos algo más que tecnología, somos Innovación educativa, hacemos algo más que incorporar las Tic a la educación… nuestra metodología, el cambio del rol del profesor, el alumno como centro de la enseñanza aprendizaje, nuestra plataforma tecnopedagógica, la virtualización y actualización de los contenidos, nuestros docentes… todo ello es distinto y nos hace diferentes.

Hemos recogido el guante de las recomendaciones realizadas por la Unesco tras la Primera Conferencia Mundial de Educación Superior, y estamos transformando y renovando la educación superior aprovechando el potencial que nos dan las nuevas tecnologías.

– ¿Cuál es el perfil de los estudiantes de la Universidad Isabel I?

Tienen una edad media de 35/45 años; un elevado porcentaje ya han pasado por la Universidad y son licenciados o graduados o incluso Doctores, que quieren continuar formándose, sin tiempo para acudir a las aulas, y que buscan rentabilizar el tiempo que dedican.

Algunos llegan con cierto escepticismo y a modo de prueba, a ver si les gusta, a ver el nivel, a ver si aprenden… muchos solo vienen a aprender porque no buscan un título, lo que significa que o bien consiguen el aprendizaje que buscan o abandonan, y puedo darle un dato: nuestra tasa de abandono es del 15% y bajando.

– Desde que se elaboró la Ley de la Ciencia, todas las universidades han fomentado la investigación y el desarrollo, ¿en qué áreas destaca su universidad en cuanto a docencia? Y en cuanto a investigación ¿Cuál es el perfil de los docentes e investigadores con que cuenta la Universidad?

Le daré un dato, en el último Rankin C y D de la Fundación Conocimiento y Desarrollo, alcanzamos el puesto 15 en el apartado de Enseñanza y Aprendizaje. Que entre las 83 Universidades españolas hayamos alcanzado este puesto, nos llena de satisfacción porque reconoce el tremendo esfuerzo de nuestro profesorado por la docencia.

Somos una Universidad joven. Nuestro profesorado tiene una edad media de 36 años, el 85% son Doctores, manejan con destreza las nuevas tecnologías, el 60% ha conseguido acreditaciones, se implican en los proyectos, en la preparación de nuevas titulaciones, en proyectos de investigación, en la aplicación a proyectos europeos, o en preparar programas de doctorado… llevamos tres años consiguiendo el reconocimiento de sexenios de investigación… jóvenes, muy preparados, y muy motivados para los retos y la formación del Siglo XXI.

– Si tuviera que quedarse con un aprendizaje de su trayectoria profesional ¿cuál sería?

Sin ninguna duda el Derecho. Estudiar Derecho me ha dado una amplia formación para desempeñar mi trabajo, me ha dado la capacidad de analizar, estudiar y resolver los asuntos más diversos, me ha dado la visión de un tercero y la necesidad de empatizar con un punto de vista muchas veces opuesto al mío del que siempre acababa aprendiendo algo.

– Con un pasado y un presente tan exitoso ¿cuáles son los retos que se plantea para el futuro? 

A nivel profesional, desde luego, liderar la formación on line, avanzar en innovación educativa y no perder comba en el ritmo de las nuevas tecnologías, aportar nuestro granito de arena a la Agenda 2030, trabajar en la Educación y en la formación a lo largo de la vida.

A nivel personal, y como este año todavía no he tenido vacaciones, coger la maleta con mis hijos, y pasar una semana las 24 horas del día juntos, descansando en una playa preciosa, haciendo excursiones y hablando mucho.  

– Y para finalizar, nos gustaría saber cómo prevé usted que será la Universidad del futuro.

No me atrevo a opinar del futuro; la industria conectada ha traído tantos cambios y tan vertiginosos en este comienzo de siglo, que ni siquiera alcanzo a ver el horizonte que tenemos ahora.

Estamos ante la 4ª revolución industrial. Cuatro mil millones de personas son usuarios de internet. Nos estamos enfrentando a una revolución tecnológica que ha transformado por completo la forma en la que los seres humanos vivimos, trabajamos, y nos relacionamos. Se calcula que en los últimos diez años, el conocimiento ha avanzado tanto como en toda la historia de la humanidad; tenemos una amplísima base de conocimientos, con un crecimiento exponencial que es imposible de asimilar; los conocimientos se sustituyen rápidamente por otros; podemos acceder a ellos en cualquier momento y desde cualquier lugar del mundo…

En este “nuevo mundo”, la Universidad ya no puede seguir formando profesionales que asimilen y reproduzcan conocimientos, sino que debe enseñar habilidades para que los alumnos desarrollen sus propias capacidades, gestionen el tiempo y la información eficazmente, alcancen capacidad para aprender y desaprender que les permita asumir el aprendizaje permanente a lo largo de la vida, y consigan habilidades que les permita desarrollar su talento porque esto es lo que va a marcar la diferencia entre unos profesionales y otros.

El presente tiene tantos retos que es difícil imaginar otro futuro. Lo que si le puedo garantizar, es que la Universidad Isabel I, seguirá trabajando y avanzando para formar parte de ese futuro, el que sea.

María C. Rayón Ballesteros

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