El navío irlandés Rachel Corrie, el último barco de la Flotilla de la Libertad, seguía este viernes rumbo a Gaza y a primera hora de la tarde navegaba a 150 millas de la franja palestina, según uno de los grupos que organiza la expedición. En un comunicado enviado a esa hora desde Chipre, la portavoz de la organización Free Gaza, Greta Berlin, afirma que la tripulación del barco no tiene intención de desembarcar en el puerto israelí de Ashdod, como propone Israel, sino en la franja palestina.
En el texto se asegura que el navío «llegará el sábado a Gaza». En el comunicado se precisa que la embarcación todavía navegaba por aguas internacionales y no había llegado a la zona de exclusión marítima israelí, y que la comunicación entre el barco y su base en Chipre era «con frecuencia difícil, cuando no imposible».
De acuerdo con el texto, el Rachel Corrie transporta 1.200 toneladas de ayuda humanitaria para la población de la franja palestina, y entre el pasaje figura la pacifista norirlandesa y premio Nobel de la Paz Mairead Maguire y un ex subsecretario general de Naciones Unidas de nacionalidad irlandesa, Denis Halliday.
El comunicado también destaca la presencia a bordo del navío del activista malayo Matthias Chang Wen Chieh, quien fue asesor para asuntos políticos del ex primer ministro de Malasia Mahatir Mohamed.
Free Gaza divulgó el comunicado después de que fuentes diplomáticas israelíes dijeran este viernes que Israel proseguía sus contactos para que el barco descargue su ayuda humanitaria en el puerto israelí de Ashdod y desista de su intención de llegar a la franja palestina. Israel advirtió de que impedirá la llegada del Rachel Corrie a Gaza, como hizo el lunes con los otros barcos de la flotilla.
El Ejército israelí asaltó el lunes a los restantes seis barcos de la Flotilla de la Libertad, y mató a nueve activistas turcos, uno de ellos con doble nacionalidad turco-estadounidense- que viajaban en una de las embarcaciones, la Mavi Marmara. En el abordaje, en aguas internacionales, también resultaron heridos decenas de activistas, en su mayoría turcos.
Oferta israelí
Poco después de que Free Gaza divulgara el comunicado en que precisó que el Rachel Corrie navegaba a 150 millas de Gaza, la diplomacia israelí distribuyó una declaración en la que afirma que «no queremos un enfrentamiento, no queremos abordar el barco». En la declaración, suscrita por el director general del ministerio israelí de Exteriores, Yossi Gal, se advierte de que Israel «está preparado para recibir el barco y descargar su mercancía».
También se dice que «si el barco decide atracar en Ashdod, garantizamos un desembarco (de los pasajeros) seguro». E incluye una oferta; «tras una inspección para asegurarnos de que no incluye armas ni material bélico, nos comprometemos a llevar la mercancía a Gaza. Representantes del barco y de las ONGs serían bienvenidos para acompañar el traslado de la carga». En la declaración no se alude, sin embargo, a ningún resultado de las gestiones diplomáticas para que el navío atraque en Ashdod.
El sangriento abordaje militar del lunes supuso la mayor matanza de activistas internacionales cometida por el Estado de Israel en sus más de seis décadas de existencia y las autoridades israelíes lo justificaron con el argumento de que algunos integrantes de la Flotilla de la Libertad tienen conexiones con redes terroristas. Además de llevar ayuda a Gaza, la flotilla tenía la intención política de romper el bloqueo de Israel sobre la franja desde que hace tres años el movimiento islamista Hamas pasara a controlar ese territorio palestino. Desde entonces, el millón y medio de personas que vive en Gaza padece una grave situación humanitaria debido al bloqueo de Israel.
El Rachel Corrie, cuyo retraso respecto al resto de la flotilla se debe a problemas técnicos, tiene un nombre cargado de simbolismo; Rachel Corrie era una activista norteamericana que en el 2003 fue aplastada en Gaza por una excavadora militar israelí cuando, según testimonios de la prensa, ejercía de «escudo humano».