En un gesto para facilitar el diálogo con el movimiento talibán, el presidente afgano, Hamid Karzai, ordenó este domingo revisar los casos de los prisioneros insurgentes y se comprometió a liberar a los detenidos sin pruebas criminales sólidas.
Para acometer esta revisión, Karzai anunció la creación de un comité dirigido por el Ministerio de Justicia y con representación del Tribunal Supremo, la Fiscalía, la Comisión de Paz y Reconciliación y el equipo legal de Presidencia, según un comunicado de su oficina.
El panel revisará los casos de los prisioneros que han sido encarcelados «por su conexión con la oposición armada» y deberá elaborar una lista con todos aquellos detenidos susceptibles de ser liberados.
«Como gesto de buena voluntad, el Gobierno de Afganistán debe actuar de forma inmediata y firme para liberar a varias personas detenidas en base a información imprecisa o acusaciones sin corroborar, reza el decreto.
El presidente enmarcó la iniciativa en un esfuerzo por aplicar «las recomendaciones hechas por la histórica ‘Jirga’ (asamblea) de paz, convocada por él mismo y que se reunió en Kabul entre el 2 y 4 de junio con la ausencia de las cabezas visibles de la oposición.
Uno de los 16 puntos incluidos en la declaración final de la «Jirga» era precisamente la liberación de prisioneros, aunque lo dispuesto en el decreto presidencial y la postura que adopte Washington al respecto hace difícil aventurar a cuántas personas podría beneficiar.
Sobre el papel, la cárcel donde hay mayor número de presos, la de Bagram, está gestionada por el Ejército de EEUU y las autoridades afganas, pese a que en enero el Gobierno de Karzai anunció que había llegado a un acuerdo para que en unos meses la gestión pasara a ser por completo afgana, algo aún pendiente.
Los talibanes
Horas antes de que se diera a conocer a la prensa el decreto de Karzai, un portavoz del movimiento talibán, Zabiullah Mujahid, admitió por teléfono que «algunos» puntos de los propuestos por la asamblea, en particular las excarcelaciones, son «aceptables» para la insurgencia.
«Si el Gobierno realmente da un paso adelante y aplica la decisión de la ‘Jirga’, entonces podemos pensar en hablar con el Gobierno sobre la paz, resumió el portavoz en una de las primeras muestras públicas de disposición al diálogo.
Sin embargo, Mujahid se mostró «no demasiado optimista» sobre el proceso, ya que la asamblea no discutió «la retirada de las fuerzas extranjeras de Afganistán, condición ‘sine que non’ para que los insurgentes se avengan a iniciar las conversaciones.
Pese a dar la bienvenida a algunas de sus ideas, los talibanes habían tachado de «propaganda» la asamblea, lanzaron dos cohetes contra la carpa habilitada para la reunión y organizaron un asalto suicida que fue abortado por las fuerzas de seguridad.
Pero pudo haber sido peor. El portavoz del Ministerio de Interior, Zemarai Bashary, informó hoy en rueda de prensa del arresto de quince talibanes que se habían dividido en tres comandos para asaltar la «Jirga» y dijo que las autoridades localizaron 700 cohetes que los integristas presuntamente iban a usar para atacar la reunión.
Uno de los talibanes fue detenido dentro de la tienda donde tuvieron lugar las deliberaciones.
Entre las sugerencias que hizo la asamblea para abordar el diálogo formal con el movimiento talibán destacan, además de la liberación de prisioneros, la retirada de nombres de insurgentes de la «lista negra» de la ONU o las garantías de protección para los que deserten de las filas talibanes.
El documento difundido a la prensa defiende a la vez que «las leyes deben ser aplicadas por igual a todos los ciudadanos del país».
Pese a admitir el «sufrimiento» de la población y pedir una «paz justa que garantice los derechos de los ciudadanos, la declaración no hace mención a medidas de compensación para las víctimas de esta guerra de casi nueve años ni a condenas para los violadores de los derechos humanos.
Soldados desplegados en Afganistán
Unos 130.000 soldados extranjeros continúan desplegados en Afganistán -a la espera del último refuerzo adicional, de 20.000 efectivos-, pero su retirada debe empezar en julio de 2011, de acuerdo con el calendario propuesto por el presidente de EEUU, Barack Obama.
Este domingo, un suicida que conducía una motocicleta se empotró contra un convoy de las fuerzas de la OTAN en la provincia oriental de Nangarhar y causó heridas a doce civiles y un agente afgano. En la sureña Kandahar, una bomba estalló al paso de dos vehículos y acabó con la vida de dos civiles y un agente policial.
Y en la provincia noroccidental de Badghis, dos militares españoles resultaron heridos en un ataque de un grupo de insurgentes contra una patrulla de reconocimiento, según el Ministerio español de Defensa.