Cuatro soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) murieron hoy al ser derribado su helicóptero por «fuego hostil» en el sur de Afganistán, según informaron la propia organización y otras fuentes oficiales.
El suceso tuvo lugar en la conflictiva provincia sureña de Helmand, donde son constantes los combates entre los talibanes y las tropas internacionales desplegadas en el país, aunque la organización no precisó más detalles en su nota de prensa.
«La política de la ISAF es ceder los procedimientos de notificación de bajas a la autoridad nacional implicada, afirmó la organización. La acción fue reivindicada por un portavoz talibán, que cifró en 17 los soldados extranjeros muertos y aseguró, en declaraciones a la agencia afgana AIP, que el helicóptero fue derribado en torno al mediodía con un lanzagranadas RPG-7, un arma de origen soviético.
Además, un portavoz del gobernador provincial, Muhammad Daud Ahmadi, precisó poco más tarde a AIP que el aparato cayó en el distrito de Sangin, una conflictiva zona de combate donde ya habían tenido lugar varios ataques contra helicópteros.
El pasado 21 de mayo, la ISAF reconoció que uno de sus helicópteros sufrió el impacto de una granada supuestamente lanzada por insurgentes cuando iba a aterrizar en Helmand, si bien en aquella ocasión no se produjeron heridos graves.
Y diez días antes, según la propia ISAF, otro helicóptero de las tropas internacionales tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia tras sufrir un ataque talibán también en Sangin.
Las milicias insurgentes se aprestan a reivindicar la autoría de cualquier percance sufrido por las tropas extranjeras, pero la ISAF acostumbra a negar que exista una «mano talibán» tras los hechos, y se refiere con frecuencia a problemas técnicos o meros accidentes.
Helmand, tradicional bastión de los talibanes, es una de las provincias afganas más conflictivas, y es escenario desde febrero de una intensa campaña de las tropas internacionales contra los feudos de los insurgentes en la provincia.
Con las víctimas mortales del ataque, son ya 23 los soldados extranjeros fallecidos en Afganistán en los últimos cuatro días, la mayoría víctimas de explosiones de bombas camineras o de ataques con armas cortas de los insurgentes.