Las autoridades francesas dieron este jueves por terminadas las labores de rescate por el temporal que sacudió el sureste de Francia el martes por la tarde y que, según los últimos datos, causó la muerte de 22 personas. La prefectura (delegación del Gobierno) del departamento de Var, el principal afectado por las tormentas, señaló que los servicios de urgencia pasan a ocuparse ahora del desescombro para ofrecer unas condiciones mínimas en la zona siniestrada.
Las prioridades son la reconstrucción de las redes eléctricas, el restablecimiento del abastecimiento de agua y la reanudación de la actividad en los centros sanitarios y las escuelas, precisó la prefectura en un comunicado. Esta mañana 22.883 hogares seguían sin electricidad y 15.000 personas, en particular en la ciudad de Draguignan y en las localidades de Le Muy y Les Arcs, no tenían comunicación telefónica.
Durante al menos uno o dos días más van a persistir los «grandes problemas» en el suministro de agua potable en Draguignan y en el Golfo de Saint Tropez, por lo que se han establecido una quincena de puntos de distribución con camiones. La prefectura indicó que se ha podido reabrir al tráfico la autopista A8, que conecta la Costa Azul con Marsella, y que también se ha restablecido la actividad en el aeropuerto de Tolón, la capital del departamento de Var.
Sin embargo, la circulación de trenes se mantiene interrumpida entre Tolón y Niza en los dos sentidos y persiste la prohibición para los camiones de más de 7,5 toneladas en Draguignan, donde tampoco hay transporte escolar en un día en que han empezado en Francia los exámenes de selectividad. Los 22 muertos contabilizados hasta ahora (todavía hay varias personas desaparecidas) se registraron esencialmente en Draguignan (11), y Trans en Provence (5), pero también se produjeron víctimas mortales en Luc, Roquebrune, Fréjus y el lago de Saint Cassien.
Aunque la pasada noche volvió a llover en la zona (entre 10 y 20 litros por metro cuadrado), esta mañana salió el sol en Draguignan, la ciudad más afectada y situada en el perímetro de la zona donde en la tarde-noche del martes llegaron a caer más de 300 litros por metro cuadrado, el equivalente de la precipitación de cinco meses.
Se trata de un fenómeno excepcional del que no hay precedentes y que causó una crecida en los cursos de agua que, según los servicios meteorológicos, no había alcanzado esa magnitud desde 1827.