El primer ministro de Finlandia, Matti Vanhanen, presentó este viernes formalmente su dimisión a la presidenta Tarja Halonen, a falta de sólo diez meses para que termine su segundo mandato. Vanhanen, en el poder desde 2003, será sustituido el próximo martes como primer ministro y líder del Partido de Centro por la actual ministra de Administraciones Públicas, Mari Kiviniemi, quien se impuso en las elecciones primarias de la principal fuerza política finlandesa el pasado sábado.
Kiviniemi, de 41 años, fue elegida diputada por primera vez en 1995, y desde entonces ha desempeñado distintas funciones dentro del Partido de Centro, entre ellas la de ministra de Comercio Exterior y Desarrollo en la pasada legislatura. La joven ministra se convertirá así en la segunda mujer que accede a la Jefatura del Gobierno finlandés, tras la antecesora de Vanhanen, la también centrista Anneli Jäätteenmäki, vencedora en las elecciones generales celebradas en 2003.
Un escándalo conocido como el «Irakgate» obligó a Jäätteenmäki a dimitir tan sólo tres meses después de su victoria electoral, al haber presionado a un funcionario para que desvelase información confidencial sobre la posición de Finlandia en la guerra de Iraq con el objetivo de derrotar a los socialdemócratas.
Matti Vanhanen fue entonces el candidato escogido para suceder al frente del Gobierno y del Partido de Centro a Jäätteenmäki, quien decidió apartarse de la política nacional y presentarse a las elecciones europeas, en las que fue elegida eurodiputada. Después de siete años dirigiendo un Gobierno de coalición, Vanhanen anunció el pasado diciembre su intención de dimitir en cuanto su partido eligiese a su sucesor en el congreso anual ordinario del mes de junio.
La renuncia de Vanhanen se debe sobre todo a razones de salud, ya que tiene previsto someterse a una intervención quirúrgica en las piernas el próximo otoño por un problema en las articulaciones que le obligará a mantener un largo periodo de rehabilitación. Sin embargo, el propio Vanhanen, cuya popularidad ha descendido notablemente en los últimos meses, admitió que existen otros motivos para su dimisión, aunque no quiso especificar cuáles.
Tanto él como otros miembros del Partido de Centro se han visto envueltos en los últimos dos años en varios casos de presunta financiación irregular, y aunque de momento el asunto no ha llegado a los tribunales, el escándalo ha provocado una importante pérdida de apoyo popular. Según los últimos sondeos, los centristas pasarían de ser la fuerza más votada en 2007 a ocupar el tercer puesto, por detrás de los conservadores, sus principales socios en la coalición de Gobierno, y de los socialdemócratas, actualmente en la oposición.