Los cuerpos de seguridad de Kirguizistán anunciaron este jueves el arresto de 19 presuntos organizadores y participantes activos en los choques étnicos en el sur del país, en los que han muerto al menos 261 personas. Según el jefe del Servicio Nacional de Seguridad (SNS), Keneshbek Dushebáyev, los enfrentamientos entre kirguises y uzbekos fueron organizados por organizaciones terroristas internacionales en colaboración con familiares del depuesto presidente kirguís Kurmanbek Bakiev, informó desde Biskek la agencia rusa Interfax.
«Son las organizaciones terroristas internacionales ‘Movimiento islámico de Uzbekistán’ (MIU) y la ‘Unión de la Yihad Islámica’ (UYI, de Afganistán), con la participación activa de miembros del clan de los Bakiev, precisó. Agregó que los choques fueron financiados principalmente por Maxim Bakiev, hijo menor del presidente depuesto, quien presuntamente habría estado dispuesto a aportar 30 millones de dólares con este objetivo.
Subrayó que los objetivos de las organizaciones terroristas y de la familia Bakiev eran distintos, pero «ambos grupos aspiraban al poder y pretendían desestabilizar el país». Indicó que «las acciones terroristas en la zona del conflicto recibieron el apoyo de ex ministros y funcionarios del entorno más próximo de Bakiev, quien se ha refugiado en Bielorrusia.
Por otra parte, señaló que también desempeñaron un papel importante en la desestabilización «varios líderes de centros culturales nacionales, que reclaman la introducción del uzbeko como segundo idioma oficial y la creación de una autonomía nacional. Según un portavoz del SNS, durante las investigaciones en las ocho causas abiertas por la violencia étnica en las regiones de Osh y Jalal-Abad, las fuerzas de seguridad se incautaron de 11 granadas, 53 bombas de fabricación casera, 58 armas automáticas, una ametralladora de grueso calibre y más de 3.000 cartuchos.
Además, agentes hallaron la víspera armamento, equipos de escucha y material para la fabricación de bombas caseras en la casa de Inom Abdrasúlov, uno de los líderes de la comunidad uzbeka en el sur del país y considerado uno de los organizadores de los enfrentamientos. En tanto, unos 70.000 refugiados kirguises de origen uzbeko que habían huido de la violencia étnica al vecino Uzbekistán ya regresaron a Kirguizistán, informó Cholponbek Turusbékov, jefe adjunto del Servicio de Guardafronteras kirguís, citado por la agencia 24.kg. Agregó que la situación ahora en la frontera entre ambos países es estable y que no se registran incidentes.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Uzbekistán cifró en unos 83.000 a los refugiados en ese país, mientras que la ONU habló incluso de unos 100.000. Los choques entre kirguises y uzbekos en el sur de Kirguizistán comenzaron en Osh, la segunda ciudad del país, la madrugada del pasado día 11 y luego se propagaron a la vecina Jalal-Abad, pese al estado de excepción decretado por el Gobierno provisional kirguís.