El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, juró este martes su cargo para un mandato de seis años con el desafío de reducir la pobreza, luchar contra la corrupción y poner fin a la violencia que afecta a amplias zonas del país. Benigno Simeon Cojuangco Aquino III insistió durante su discurso inaugural de veinte minutos, en el objetivo de recuperar la credibilidad del Gobierno, convertir a Filipinas en un lugar atractivo para la inversión y terminar con la corrupción, uno de los mensajes centrales de su campaña.
La ceremonia de investidura de Aquino, que sustituye en el cargo a Gloria Macapagal Arroyo, congregó a cientos de miles de personas en un céntrico parque de Manila, donde se adoptaron estrictas medidas de seguridad por temor a ataques por parte de los rebeldes comunistas o grupos terroristas islámicos.
Aquino, líder del Partido Liberal recordó su lema electoral: «Sin corrupción no hay pobreza» y aseguró que esa frase «ya no es un eslogan para los carteles sino el principio que servirá de fundamento» para su gobierno. El nuevo mandatario filipino realizó varias menciones durante su alocución al legado de sus padres, en especial al considerado mártir de la democracia, Benigno Aquino, que fue asesinado en 1983, y a Corazón Cojuangco, la primera presidenta del país tras el restablecimiento de la democracia en 1986.
«Mi padre ofreció su vida para que nuestra democracia pudiera vivir y mi madre dedicó su vida a cuidar de esa democracia. Yo dedicaré la mía a que nuestra democracia alcance todo su potencial y asegure la igualdad de todos. Mi familia se sacrificó y estoy dispuesto a hacer lo mismo, afirmó. En relación a la violencia y a la cultura de la impunidad denunciada durante la presidencia de Arroyo, Aquino anunció que su Gobierno reforzará el rol del Ejército y la Policía del país «no para servir los intereses de aquellos que quieren abusar del poder con impunidad, sino para dar más protección a la gente corriente».
El equipo formado por el nuevo mandatario incluye a una mezcla de nuevas y viejas caras, según sus propias palabras, en el que están incluidos varios miembros del Gobierno de Arroyo que dimitieron después de un escándalo que vinculaba a la presidenta con un fraude electoral, en 2004.
Aquino, aseguró que creará una «comisión de la verdad» para investigar las supuestas irregularidades cometidas por Arroyo y los miembros de su Gobierno.
«A quienes hablan de reconciliación, si eso significa que les gustaría que nos olvidáramos de los errores que han cometido en el pasado, les decimos que no puede haber reconciliación sin justicia, afirmó.