Bélgica cogerá este jueves oficialmente el testigo de España en la presidencia de turno de la Unión Europea (UE) en una situación de crisis interna del país que el primer ministro belga en funciones, Yves Leterme, descarta que afecte a los trabajos del semestre, orientados a la recuperación económica.
Esta será la duodécima ocasión en la que Bélgica ocupa la presidencia rotatoria del Consejo, aunque será la primera que lo haga bajo el Tratado de Lisboa que cede protagonismo a las nuevas figuras del presidente permanente del Consejo, el belga Herman Van Rompuy, y la Alta Representante para la Política Exterior, Catherine Ashton.
En este sentido, Leterme ha mostrado su intención de aplicar «la letra y el espíritu» del nuevo Tratado inscribiendo así el semestre belga en la «continuidad» institucional iniciada por la presidencia española.
En lo concerniente a las prioridades, aspiran a regresar a la senda del crecimiento económico sostenible y salir de la crisis. En el ámbito financiero, el acento se pondrá en lograr la estabilidad y hacer todo lo posible para que vea la luz la agencia europea de supervisión y la reglamentación sobre los fondos especulativos.
En lo referente a política exterior se prevé abordar el proceso negociador con Turquía «si se dan las condiciones» y trabajar en la incorporación de Islandia.