El conservador Jaroslaw Kaczynski, derrotado, según los sondeos a pie de urna, por un estrecho margen en las elecciones presidenciales que este domingo se celebraron en Polonia, asumió su derrota y felicitó al ganador, el liberal Bronislaw Komorowski.
«Quiero felicitar a Komorowski», señaló el conservador, que agradeció el apoyo de sus simpatizantes en su lucha por la «vuelta de los valores y del patriotismo» poco después de anunciarse los resultados de los sondeos que dieron la victoria al candidato liberal.
Kaczynski apareció rodeado de sus partidarios, algunos vestidos con trajes folclóricos polacos, y de su sobrina Marta, hija de su hermano gemelo y anterior presidente, Lech Kaczynski, fallecido en el pasado diez de abril en accidente de avión junto con otras 95 personas de la elite política, social y económica polacas.
«Ahora hay que movilizarse y prepararnos para las Parlamentarias», dijo Jaroslaw Kaczynski mientras los congregados, entre ellos mucha gente joven, coreaban su nombre.
El político se emocionó cuando recordó la tragedia que acabó con la vida de su hermano, lo que no impidió que cerrase su intervención con un «Polonia es lo más importante», que arrancó los aplausos de sus partidarios.
Victoria liberal
El liberal Bronislaw Komorowski ganó la segunda vuelta de las presidenciales con un 53,1 por ciento del escrutinio, según la cadena de televisión TVP, mientras que su rival, el conservador Jaroslaw Kaczynski, habría rozado el 47 por ciento.
Por su parte, la cadena privada TVN24 indica que el candidato liberal ha ganado con el 51 por ciento de los votos, mientras que Kaczynski estaría cerca del 49 por ciento, una escasa diferencia que podría alterarse cuando se conozcan los resultados oficiales.
Los dos candidatos ya se enfrentaron en la primera vuelta del pasado 20 de junio, cuando Komorowski fue de nuevo el más votado, con el 41 por ciento de los votos, frente al 36 por ciento que obtuvo Kaczynski, y al 13 por ciento que apoyó al líder de la Alianza Democrática de Izquierdas, Grzegorz Napieralski.
Como ninguno de los diez candidatos que entonces pretendían hacerse con la presidencia de Polonia logró la mayoría absoluta, fue necesario convocar una segunda vuelta en la que ya sólo se midieron los dos políticos más votados en la primera.