Los secretarios de Estado franceses, el de Cooperación, Alain Joyandet, y el del Desarrollo de la Ciudad Capital, Christian Blanc, objeto de fuertes críticas por abusar del dinero público, dimitieron este domingo de sus cargos.
El Elíseo dijo en un comunicado que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, aceptó esas dimisiones y que las funciones de ambos serán asumidas por dos miembros del Gobierno.
Es decir, que la cartera de la Cooperación y la Francofonía se integrará en la del ministro de Exteriores, Bernard Kouchner, y la del Desarrollo de la Región Capital en la del ministro del Espacio Rural y de la Ordenación del Territorio, Michel Mercier.
En este ajuste gubernamental queda a salvo el ministro de Trabajo, Eric Woerth, defendido reiteradamente por Sarkozy en las últimas semanas conforme se han conocido detalles de su relación con la heredera del grupo L’Oréal, Liliane Bettencourt, segunda fortuna de Francia y sospechosa de evasión fiscal.
Woerth es objeto de reproches generalizados por parte de la oposición por un conflicto de intereses desde su anterior cargo como titular del Presupuesto y responsable de la lucha contra la evasión fiscal, porque diversas informaciones hacen pensar que Bettencourt pudo haberse beneficiado de un trato de favor del fisco.
Además, la mujer de este ministro encargado de sacar adelante la sensible reforma de las pensiones, que va a iniciar su trámite parlamentario a la vuelta de las vacaciones de verano, Florence Woerth, era asesora para la gestión de la fortuna de Bettencourt.
Joyandet dio cuenta de su renuncia con una declaración en su blog oficial, donde insistió en que «no se ha malversado un euro de dinero público para mi enriquecimiento personal ni el de mi familia».
El ya ex secretario de Estado argumentó que nunca había «necesitado» los cargos públicos para vivir, ya que tiene su propia empresa desde hace más de 30 años, y que entró en política «por pasión, para servir a Francia».
La imagen de Joyandet (56 años) había quedado muy malparada después de que el pasado mes de marzo el sitio de información en línea ‘Mediapart’ revelara que había gastado 116.000 euros para contratar un reactor privado con el que realizar un viaje a Martinica para participar en una conferencia sobre ayuda a los siniestrados del terremoto de Haití.
Además, había sido acusado de haberse beneficiado de un trato de favor para obtener un permiso de ampliación de una residencia que tiene en el departamento de Var, en la costa mediterránea francesa, saltándose los procedimientos urbanísticos.
Blanc, de 68 años, y antiguo presidente de la compañía aérea Air France (1993-97), era objeto de ataques de la prensa y de la oposición desde que se publicó que había gastado 12.000 euros de dinero público para la compra de puros que le gustaba fumar.
El pasado miércoles, en una reunión con parlamentarios de su partido, la conservadora Unión por una Mayoría Popular, Sarkozy había dado pistas sobre una remodelación de su Ejecutivo en otoño, probablemente en octubre, y sin dar nombres avanzó que aprovecharía para sacar «severamente» las consecuencias del comportamiento poco ejemplar de algunos de ellos, objeto de polémicas.
Joyandet empezó a aparecer en cabeza de las listas que se habían barajado desde entonces, en las que también se había incluido a Blanc, al igual que el ministro de Industria, Christian Estrosi, y la secretaria de Estado de la Ciudad, Fadela Amara.
En los casos de Estrosi y Amara, el escándalo llegó por revelaciones sobre abusos en la utilización de residencias oficiales con fines privados injustificados.