El Tribunal Supremo británico dictaminó este miércoles que las personas homosexuales que pidan asilo en Reino Unido y que corran el riesgo de ser perseguidas en sus países de origen por su condición sexual no podrán ser deportadas. El Supremo dio la razón por unanimidad a un camerunés y a un iraní que habían presentado sendas apelaciones y cuyos argumentos habían sido rechazados anteriormente porque, según un tribunal de apelación, en sus países podían ocultar su condición sexual comportándose de forma discreta. El Gobierno británico aceptó la sentencia y afirmó que modifica con efecto inmediato su política en materia de asilo de gays y lesbianas.
Lord Hope, que preside el panel formado por cinco jueces, dijo que obligar a una persona homosexual a fingir que no tiene sexualidad o a suprimirla supone una violación de sus derechos fundamentales. Además, el tribunal indicó que las autoridades británicas deben establecer un marco que determine cómo se debe proceder cuando una persona homosexual solicita asilo en el país, según informaron medios británicos.
El fallo fue acogido con satisfacción por la ministra del Interior, Theresa May, y por organizaciones defensoras de la igualdad. May recordó que el Gobierno ya se había comprometido a dejar de expulsar a «los solicitantes de asilo que hayan tenido que salir de ciertos países porque debido a su orientación o identificación sexual corren un riesgo real de ser encarcelados, torturados o ejecutados».
«A partir de hoy, las decisiones sobre asilo se tomarán considerando las nuevas normas. La sentencia proporciona una base legal inmediata para que modifiquemos nuestros consejos sobre cómo evaluar las solicitudes que se basen en la sexualidad, teniendo en cuenta los consejos pertinentes sobre cada país y las características de cada caso individual», explicó.
El director legal de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, John Wadham, que intervino en el caso, subrayó que «una persona gay debería poder vivir abiertamente (su sexualidad) si es lo que ha elegido». «No se debería obligar a estas personas a tolerar que tengan que ocultar su identidad sexual para evitar ser perseguidas», añadió.
La directora ejecutiva de Refugee Action, Jill Roberts, denunció que el sistema actual «pedía a las personas homosexuales que negasen su propia identidad y viviesen cada día con la amenaza de ser descubiertas».
«Discreción»
El hombre camerunés había recurrido una sentencia que determinaba que podía regresar a su país a pesar de que allí fue atacado por una multitud que le había visto dando un beso a otro hombre.
En Camerún, una persona homosexual puede ser condenada a penas que van desde los seis meses de cárcel a los cinco años.
Al otro solicitante de asilo, iraní, la Justicia británica le había dicho que seguramente podría soportar las condiciones en las que viviría en el país persa derivadas de la relación que mantenía con otro hombre y le había recomendado que fuese discreto para evitar represalias.
La República Islámica castiga los actos homosexuales con penas que van desde los azotes en público hasta la ejecución.
Los jueces del Supremo indicaron que a partir de ahora los tribunales de inmigración deberán decidir, basándose en las pruebas de las que dispongan, si un solicitante de asilo es homosexual y si puede ser perseguido en su país por el hecho de serlo abiertamente. Si es así, se entiende que existe un riesgo real de que sea perseguido si regresa, incluso aunque pueda intentar evitarlo actuando con discreción.
Si el solicitante decide vivir discretamente debido a la presión social -por ejemplo, por no disgustar a sus padres o avergonzar a sus amigos-, las autoridades de Reino Unido no estarán obligadas a acogerlo en el país. Si su decisión tiene como fin evitar ser perseguido, entonces su solicitud debe ser aceptada.