El presidente de EE UU, Barack Obama, y su familia descansan este fin de semana en la localidad vacacional de Bar Harbor, en el noreste del país, donde han aprovechado para practicar el tenis y explorar el vecino parque nacional de Acadia.
Después de haber recibido el jueves la buena noticia de que por primera vez desde abril se había conseguido detener el derrame de petróleo en el golfo de México, Obama, su esposa Michelle, y sus hijas Malia y Sasha han optado por unos días de completa relajación.
Este sábado, la familia presidencial, que llegó a esta localidad de Maine el viernes, dedicó la mañana a jugar al tenis y a descansar en la piscina de un selecto club deportivo que data de los años treinta, según informó el portavoz de la Casa Blanca Bill Burton.
Durante la jornada anterior, los Obama comenzaron su estancia en Bar Harbor con un recorrido en bicicleta en las cercanías del lago Witch Hole Pond, en las cercanías de esta localidad. A continuación, la familia presidencial se desplazó a la cima del monte Cadillac, el pico más alto del parque de Acadia con una elevación de 467 metros, para poder gozar de las vistas de la bahía de Frenchman Bay.
Un anticipo de las vacaciones
Tras una parada en la localidad para disfrutar de un helado -el presidente pidió el suyo con sabor a coco-, los cuatro tomaron una lancha del Servicio Nacional de Parques para un recorrido por la bahía. La amenaza de lluvia les obligó a recortar el paseo. Pero con el ejercicio, a los Obama se les había despertado el apetito, por lo que acabaron la salida en un restaurante del puerto.
La familia presidencial tiene previsto su regreso a Washington el domingo. La escapada de fin de semana representa un anticipo de las vacaciones que se espera que el presidente y su familia tomen en agosto, aunque por el momento la Casa Blanca no ha anunciado fechas concretas ni lugar.
El año pasado, los Obama tomaron una semana de vacaciones a finales de agosto en uno de los enclaves más exclusivos del país, la isla de Martha’s Vineyard, frente a las costas de Massachusetts. Allí alquiló una propiedad conocida como «Blue Heron Farm» («Granja de la Garza Azul»), que cuenta con su propia playa privada, una huerta con manzanos, piscina y una cancha de baloncesto, en la que el presidente pudo practicar su deporte favorito.