Las tropas holandesas de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) desplegadas en Afganistán iniciaron este domingo la retirada, al cumplirse el plazo de su misión y no contar con el acuerdo del Gobierno de ese país para prolongar el mandato, como deseaba la OTAN.
Tras permanecer cuatro años en la zona, Holanda transfirió el mando en la provincia de Uruzgán (sur del país) a los efectivos estadounidenses y australianos de la ISAF -bajo mando de la OTAN- en una sencilla ceremonia, informa la agencia ANP.
Las diferencias en el seno de la coalición de gobierno holandés en cuanto a la prolongación de la misión en Afganistán motivaron la salida del partido laborista del Ejecutivo y la consecuente caída de éste el pasado febrero.
La OTAN había solicitado a Holanda una extensión de su operación en Afganistán, algo que apoyaba el entonces primer ministro, el democristiano Jan Peter Balkenende, pero no los laboristas, que en ese momento eran la segunda fuerza política del país.
La operación holandesa en Afganistán, que se inició el 1 de agosto de 2006, ha costado en torno a 229 millones de euros, según ANP.
En esos cuatro años de misión murieron 24 soldados neerlandeses y alrededor de 140 resultaron heridos.
El balance de Exteriores
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda destaca que la situación de la seguridad en la zona ha experimentado una mejoría, al contar actualmente con 1.600 agentes activos mientras que en 2006 «apenas había policía profesional».
También subraya que se ha incrementado el acceso a la atención sanitaria así como la escolarización infantil, en especial la de las niñas, y que se han mejorado las infraestructuras.
Los militares holandeses dejan Afganistán, pero continuarán allí diversos proyectos civiles encaminados a seguir desarrollando los servicios de educación y salud.