Las segundas elecciones presidenciales desde el fin del genocidio de Ruanda comenzaron este lunes con un ambiente tranquilo y distendido, y con una alta participación de los ciudadanos, que desde primera hora de la mañana formaron largas colas frente a los colegios electorales.
Un total de 5,2 millones de ruandeses están convocados para acudir esta jornada a las urnas desde las 6 de la mañana hora local (04.00 GMT) hasta las 3 de la tarde (13.00 GMT).
El proceso cuenta con la participación de cerca de 1.500 observadores para asegurar un proceso electoral justo y transparente.
Los analistas vaticinan una victoria del actual presidente, Paul Kagame, que es percibido por muchos de los ciudadanos de Ruanda como el salvador del país después de que pusiera freno al genocidio de 1994 como líder del Frente Patriótico Ruandés (RPF) y de que haya estabilizado la región y potenciado su economía.
Frente a los puestos electorales, minutos antes de ejercer su derecho al voto, numerosos electores preveían una clara victoria del jefe de Estado: «Kagame ganará y todos nos alegramos de que sea así. Es el padre de Ruanda, dijo a Efe esta mañana Gahiji, un votante, a pocos metros de las puertas de un colegio electoral de la capital.
Kagame se enfrenta en estos comicios presidenciales a otros tres candidatos, dos de los cuales están estrechamente vinculados a la actual Presidencia tras haber formado parte del Gobierno de coalición durante 16 años.
Aunque los analistas vaticinan una victoria aplastante de Kagame, que ya en 2003 se hizo con el 95 por ciento de los sufragios, los críticos del presidente y la oposición aseguran que durante la jornada de este lunes se vivirá un clima de tensión y sobre todo, de represión.
El pasado mes de abril, dos periódicos ruandeses fueron suspendidos, y en junio un periodista crítico del Gobierno de Kagame fue asesinado de un tiro en la cabeza, mientras que en julio un prominente miembro de la oposición fue decapitado.
Por otra parte, tres de los partidos opositores no pudieron registrarse para participar en los comicios presidenciales, y dos líderes de otros partidos políticos fueron arrestados y acusados de incitar el odio étnico y negar el genocidio.