El papa Benedicto XVI expresó este sábado en Londres su «profundo dolor» a las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes y reconoció la «vergüenza y la humillación» que sufre por esos pecados, que calificó de «crímenes atroces».
«Pienso en el inmenso sufrimiento causado por el abuso de menores, especialmente por los ministros de la Iglesia. Quiero manifestar mi profundo pesar a las víctimas inocentes de estos crímenes atroces, junto con mi esperanza de que el poder de la gracia de Cristo y su sacrificio de reconciliación traerá la curación profunda y la paz a sus vidas, afirmó el Pontífice.
Benedicto XVI hizo estas manifestaciones ante varios miles de personas que asisten en la catedral de Westminster a la misa que oficia en su tercer día de visita al Reino Unido.
El Papa agregó que reconocía «la vergüenza y la humillación que todos hemos sufrido a causa de estos pecados».
También agradeció los esfuerzos realizados para afrontar este problema «de manera responsable» y pidió a todos «que os preocupéis de las víctimas y os compadezcáis de vuestros sacerdotes».
Vigilia en Hyde Park
Miles de fieles se han congregado este sábado en el Hyde Park de Londres para una vigilia de oración con el papa Benedicto XVI, quien durante la jornada se ha entrevistado también con varios líderes políticos.
El Sumo Pontífice recibió a las 09.00 de la mañana en la residencia del arzobispo de Westminster al primer ministro británico, el conservador David Cameron, al viceprimer ministro, el liberaldemócrata Nick Clegg, y a la actual líder de la oposición laborista, Harriet Harman.
Una hora después celebró una misa en la catedral de Westminster -templo católico que no hay que confundir con la famosa abadía del mismo nombre- donde el Papa pronunciará una homilía dirigida al pueblo de Gales, región que no puede visitar en este viaje «debido a lo apretado del programa, según un portavoz.
Una estatua que representa a la Virgen con el Niño Jesús en una mano y una pequeña vela en la otra, muy querida por los fieles galeses, ha viajado hasta la catedral de Westminster, donde será bendecida por Benedicto XVI.
En la plaza frente a la catedral habrá, según el programa de la visita, 2.500 jóvenes, cada uno de ellos en representación de una parroquia de Inglaterra y Gales, además de un grupo de Escocia, a todos los cuales el Papa dará la bendición al final de la misa.
En la de este sábado, el Sumo Pontífice visita una residencia de ancianos, al cuidado de las Hermanitas de los Pobres, donde pronunciará unas palabras antes de dirigirse en el «papamóvil» por la avenida conocida como The Mall hasta el popular Hyde Park para la vigilia de oración, a la que se espera asistan unas 80.000 personas.
Allí será recibido por el arzobispo de la diócesis londinense de Southwark, Peter Smith. El servicio religioso terminará con una procesión de representantes de las parroquias de todo el país portando velas encendidas, tras el cual el Papa se retirará a descansar a la Nunciatura Apostólica, en Wimbledon.
La ‘marginación’ de la religión
A primeras horas de la tarde habrá también una marcha de protesta organizada por un grupo que critica el que se haya dado al viaje del Papa el tratamiento de visita de Estado, que comenzará en Hyde Park Corner y terminará en Downing Street, frente a la residencia del Primer Ministro.
Este viernes, en su discurso más político del viaje, pronunciado en un salón medieval de las Casas del Parlamento, el Papa denunció la «marginación» de que es objeto la religión en todo el mundo.
En una nada velada alusión al país anfitrión, Benedicto XVI afirmó: «No puedo sino expresar mi preocupación ante la creciente marginación de la religión, particularmente de la cristiandad, que se observa en ciertos lugares, incluso en países que dan gran importancia a la tolerancia».
Y agregó ante una nutrida representación de la sociedad política y religiosa además del cuerpo diplomático: «Hay quienes propugnan que se silencie la voz de la religión o que al menos se la relegue a un ámbito puramente privado».
Benedicto XVI expresó también su inquietud por las razones esgrimidas por algunos para que dejen de celebrarse fiestas como la de la Navidad porque pueden ofender «a otras religiones» o a quienes no tienen ninguna.
El Papa fue informado este viernes de la detención ese mismo día por la policía de seis personas relacionadas con una supuesta amenaza contra su persona: barrenderos de origen norteafricano que trabajan para un contratista encargado de la limpieza de las calles del barrio gubernamental.