El comandante en jefe de las tropas extranjeras en Afganistán, el general estadounidense David Petraeus, reconoce avances en la misión internacional en el país asiático, pero advierte de que la labor militar en la zona «seguirá siendo dura».
En una entrevista que ha publicado el diario italiano La Repubblica este sábado, en el día en el que Afganistán celebra los segundos comicios parlamentarios de la era pos-talibán, Petraeus rehúsa utilizar términos como ‘pesimista’ u ‘optimista’, pues asegura que prefiere ser ‘realista’ sobre la situación del conflicto afgano.
«La realidad es que la labor militar en Afganistán ha sido, aún es, y seguirá siendo, dura. Sólo en las últimas semanas nosotros de la ISAF y nuestros compañeros afganos hemos estado en disposición de establecer una lista con todos los elementos necesarios, comenta el general estadounidense.
Petraeus afirma que esos «elementos necesarios» para el éxito de la misión internacional en Afganistán son otros 84.000 militares de la OTAN, así como la ayuda de los civiles, las asignaciones económicas adecuadas y más de 100.000 hombres de las fuerzas de seguridad afganas.
«Nuestro objetivo principal es evitar que el país vuelva a ser un santuario para Al Qaeda como era antes del 11 de septiembre. Ha habido progresos en ciertas áreas, pero hacen falta otros avances. Y tenemos que consolidar lo que hemos obtenido, incide el estadounidense.
La influencia talibán sigue presente
El comandante en jefe de las tropas internacionales en Afganistán cree que el mejor modo de valorar esos progresos es mirar a la extensión de las zonas seguras en el país que se ha producido en los últimos años, pero reconoce que la influencia talibán aún sigue presente en el país asiático.
«No hay dudas de que en los últimos tiempos los talibanes hayan extendido su influencia y que la violencia haya aumentado: esto ocurre porque las fuerzas occidentales están ocupando sus refugios, apunta.
«Los talibanes y Al Qaeda habían sido derrotados en 2001-2002, pero han conseguido restablecer la cadena de mando, aunque con pérdidas continuas. Sólo en los últimos meses con nuestras operaciones hemos golpeado o capturado cientos de comandantes intermedios, añade Petraeus.
El general estadounidense explica que «los jefes ancianos de la insurrección están en Pakistán, dan órdenes por teléfono y no corren riesgos por su presencia en el campo de batalla. Pero la estructura organizativa sigue estando ahí y el mulá Omar sigue siendo el jefe, aunque desde Pakistán».
Sucesor del general Stanley McChrystal, quien presentó su dimisión en junio pasado tras sus críticas a altos cargos del Gobierno de EEUU, Petraeus cree que lo que hacía falta en Afganistán era «reducir las pérdidas civiles al mínimo, así como proteger a las tropas internacionales.