El vertido de lodos tóxicos que ha arrasado una superficie de 40 kilómetros cuadrados y varios ríos en el oeste de Hungría ha ocurrido a las puertas del Danubio, el segundo cauce más largo de Europa y un pilar en la historia, la economía y la cultura de los diez países por los que pasa.
Las alarmas sonaron este jueves, cuando la oleada de «barro rojo», altamente cáustico, entró en el caudal del Danubio, pues si bien la concentración de metales pesados en las aguas se ha reducido y el riesgo de contaminación es más bajo, reina la incertidumbre sobre su efecto en los delicados ecosistemas de la cuenca del gran río.
«Lamentablemente no es una situación clara» explicó en la zona del desastre Tibor Dobson, responsable de los tareas de limpieza del vertido causado por la rotura de una balsa de una empresa fabricante de aluminio en Hungría, donde el Danubio recorre un total de 417 kilómetros.
El accidente ocasionó el vertido de un millón de metros cúbicos de «barro rojo», una sustancia extremadamente cáustica y cargada de metales pesados. Croacia ha puesto en alerta la inspección de las aguas del río, que pasa por 137 kilómetros en el este, formando la frontera natural con Serbia. Según comunicó la Administración estatal de protección y salvamento (DUZS), el control intensificado seguirá en los próximos días para detectar a tiempo la posible llegada de las aguas contaminadas.
También las autoridades serbias han anunciado que adoptarán medidas de precaución, ante todo, para proteger a la flora y la fauna. En Serbia el Danubio no es usado como fuente de agua potable, pero es navegable en la totalidad de los 588 kilómetros que el río recorre por este país, donde baña la amplia y fértil llanura de Panonia, en Vojvodina, hábitat de pájaros y otros animales y destino favorito de numerosos pescadores y turistas.
De forma similar actúan las autoridades de Bulgaria, que este jueves efectuaron seis pruebas del agua del importante trayecto de 450 kilómetros de la parte búlgara de este río, fronterizo con la vecina Rumanía, según informaron fuentes del ministerio del Medio Ambiente del país balcánico. Los resultados de dichas pruebas se darán a conocer el viernes, mientras que varios equipos de laboratorios regionales han iniciado una observación regular cada tres horas de la calidad del agua que continuará en los próximos días.
En Rumanía, Florin Albei, director de la Prefectura de Mehedinti, indicó este jueves que el «barro rojo» podría llegar el sábado a la localidad de Brazias, junto al Danubio, aunque confió en que el lodo se disuelva antes. En cualquier caso, las autoridades han previsto ya la posibilidad de cortar el suministro de agua a Dobreta Turnu Severin, la ciudad de 100.000 habitantes que es capital de esta provincia y que bebe del Danubio.
Famoso y eternizado en el vals «El Danubio Azul», de Johann Strauss, una de las piezas más populares de la música clásica con la que cada primero de enero la Filarmónica de Viena saluda al mundo en su célebre Concierto de Año Nuevo, el río y la calidad de su agua son clave para una amplia región de Europa central y del este
En los 2.800 kilómetros que recorre desde la Selva Negra hasta el Mar Negro, el Danubio y sus afluentes constituyen un ecosistema en el que viven 5.000 especies animales y 2.000 vegetales. Más de 60 millones de personas viven en la cuenca de este río en los 10 países por los que cruza, y las fértiles llanuras que alimenta se cuentan entre las zonas agrícolas más productivas del continente europeo.
Su cauce atraviesa cuatro capitales europeas, Viena, Bratislava, Budapest y Belgrado, y además ha sido tradicionalmente un eje de transporte y comunicación, ya que el río es navegable en el 87 por ciento de su longitud. Pero aparte de su importancia para la agricultura y el comercio, este río que durante dos siglos fue la frontera natural del Imperio Romano en parte de su cauce, es este jueves un imán turístico.
Hasta 17 parques naturales se encuentran a sus orillas y las rutas para visitar su playas e islas son numerosas. También hay importantes yacimientos arqueológicos vinculados a las culturas que surgieron a su abrigo, como los de Vinca y Lepenski vir, en Serbia.