El boliviano Carlos Mamani, de 23 años, se convirtió este miércoles en el cuarto rescatado del grupo de 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en un yacimiento de la norteña región chilena de Atacama.
Mamani, único extranjero en el grupo de atrapados, salió de la cápsula «Fénix 2», que lo devolvió a la superficie después de 70 días en el fondo de la mina San José, a las 03:08 horas locales (06:08 GMT).
Casado con Verónica Quispe y padre de una bebé de un año y cuatro meses, Mamani llevaba sólo cinco días trabajando en la mina San José cuando el derrumbe del 5 de agosto lo convirtió en uno de los protagonistas de esta inédita historia de resistencia humana en las más adversas condiciones imaginables.
En las próximas horas el minero boliviano será saludado por el presidente de su país, Evo Morales, que confirmó su llegada a Copiapó para este miércoles.
También se encuentra en la mina Walker San Miguel, cónsul general de Bolivia en Chile.
Evo Morales ya recibió hace algunas semanas en La Paz a la esposa de Mamani y a su suegro, Johnny Quispe, también trabajador de la mina San José, que se salvó por dos minutos del derrumbe del pasado 5 de agosto.
El mandatario boliviano ofreció al joven trabajador un empleo en el país andino.
«Les vamos a mandar a Mamani para arriba», dijo el minero Renán Ávalos instantes antes de que la «Fénix 2» emprendiera el ascenso desde la profundidad.
En las afueras de la mina, Carlos Mamani fue recibido por su esposa, su hija y su suegro, mientras otros parientes llegados desde Bolivia lo aguardaban en el hospital de Copiapó.
Muy nerviosa, Verónica Quispe era reconfortada por Cecilia Morel, la esposa del presidente chileno, Sebastián Piñera, en los minutos previos a la llegada de su marido a la superficie.
Piñera esperó a Mamani con una bandera de Bolivia en sus manos, lo mismo que Verónica, que aplaudió cuando su esposo salió de la cápsula.
Carlos Mamani se arrodilló antes de abrazar a los suyos y al mandatario chileno y después mostró su agradecimiento al Gobierno y a Piñera, «que nunca nos abandonó», dijo.
El viaje de bajada de la cápsula fue el primero sin nadie a bordo, ya que en los primeros tres fue ocupada por los rescatadores Manuel González, Roberto Ríos y Patricio Roblero.