La policía cargó este domingo con contundencia contra varios miles de activistas antinucleares en las proximidades del depósito atómico de Gorleben, hacia donde se dirige desde el viernes un convoy cargado con residuos radiactivos.
La policía, que empleó material antidisturbios, aseguró que actuó cuando entre 3.000 y 4.000 manifestantes intentaron bloquear las vías del tren en una zona boscosa de las inmediaciones de Dannenberg, la última localidad antes de Gorleben.
Estos activistas forman parte de la mayor concentración de manifestantes antinucleares de los últimas décadas, que desde ayer esperan en Dannenberg a que llegue el convoy, con 123 toneladas de residuos altamente radiactivos vitrificados en once contenedores «Castor».
Los organizadores de la protesta estiman que lograrán atraer a unas 50.000 personas, aunque la Policía cifró en unos 25.000 los manifestantes de la protesta de este sábado.
El polémico transporte entró en la mañana de este domingo en el estado de Baja Sajonia (norte de Alemania), en donde se sitúa Gorleben, tras una tortuosa noche de bloqueos y protestas.
Los manifestantes lograron bloquear el tren al menos en tres ocasiones en territorio alemán -en las localidades de Kehl, Darmstadt y Morschen- y obligaron al convoy a permanecer parado durante más de seis horas en total. En otras ciudades, como Karlsruhe y Kassel, los activistas tuvieron menos éxito.
16.500 efectivos
Según sus promotores, las acciones buscan retrasar el transporte para denunciar el almacenamiento de material radiactivo y, en general, el uso de energía nuclear en Alemania.
Las fuerzas de seguridad han movilizado al menos a 16.500 efectivos para escoltar al tren, lo que supone su mayor despliegue para asegurar los contenedores «Castor» desde 2001.
El convoy abandonó el viernes la planta de reprocesamiento de La Hague (norte de Francia) y se estima que alcanzará Gorleben el lunes, en función de la intensidad de las acciones antinucleares.
Por el momento, el tren ha cubierto alrededor de dos tercios de su ruta a través de territorio alemán, de unos mil kilómetros.
Las protestas contra el empleo de la energía nuclear se han recrudecido tras la reciente decisión del Ejecutivo federal, la coalición de centro-derecha de Merkel, de prolongar la vida de las centrales nucleares del país.
Además, sigue latente la polémica sobre la legalidad del depósito de Gorleben, que acoge ya 86 contenedores «Castor» con residuos altamente radiactivos.
Pese a sus dos décadas de existencia, este complejo es legalmente sólo un emplazamiento temporal, ya que los sucesivos gobiernos federales no han logrado consensuar un emplazamiento definitivo para un cementerio permanente de residuos radiactivos.