Varias personas han resultado heridas esta madrugada en las protestas contra un polémico transporte nuclear que ha cruzado Alemania por ferrocarril y esta a punto de alcanzar su meta en el depósito provisional de residuos atómicos de Lubmin, en el nororiental estado de Mecklemburgo-Antepomerania.
Un portavoz policial informó este jueves de que un manifestante sufrió heridas leves en una acción de encadenamiento a la vía cerca de la localidad de Buchenhorst y otro en enfrentamientos con agentes antidisturbios en Kemnitz, a diez kilómetros de Lubmin.
La policía trató en ese lugar de evitar que un grupo de activistas antinucleares se encadenara a la vía, mientras que un portavoz de la llamada Alianza Anti-Atómica denunció que el número de heridos es mayor y acusó a los agentes de actuar con brutalidad contra el centenar de manifestantes que pretendían bloquear el paso del convoy.
A las puertas de la planta de Lubmin esperan también más de un centenar de activistas antinucleares para tratar de parar de nuevo el convoy a su llegada a su destino final, prevista para las próximas horas y que tendrá lugar con retraso sobre los planes previstos.
El polémico transporte nuclear con cinco contenedores Castor de residuos nucleares partió en la madrugada del miércoles desde la antigua planta de reciclado de Karlsruhe (WAK), al suroeste del país, hacia el depósito de basura atómica de Lubmin, al noreste, después de que la policía despejara la vía.
Detenciones
La policía detuvo provisionalmente a la partida del convoy a los 310 activistas antinucleares que bloqueaban la vía ante la WAK con una sentada masiva, contra 10 de los cuales se ha presentado denuncia por resistencia a la autoridad. Este martes varios activistas de Greenpeace consiguieron bloquear la vía ante la WAK encadenándose a la misma y fueron necesarias mas de nueve horas de trabajo para liberarlos, finalmente desmontando los raíles.
El polémico convoy lleva a bordo cinco contenedores Castor con 140 toneles de acero especial que contienen 60.000 litros de residuos nucleares líquidos, lo que los ecologistas llaman «sopa nuclear». El tren especial, cuya ruta cruzando Alemania desde el suroeste al noreste del país se ha mantenido en secreto, esta siendo escoltado por un amplio despliegue policial de hasta 7.000 agentes.
Dichos residuos proceden todos de la planta de Karlsruhe, donde entre 1971 y 1990, se reciclaron 207 toneladas de combustible atómico y, tras cuyo cierre, está siendo liberada de material nuclear en un proceso gradual de limpieza.
Redacción