La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, admitió este lunes que la opción de declarar una zona de exclusión aérea sobre Libia para acabar con la represión por parte del régimen de Muamar el Gadafi «está sobre la mesa», entre otras medidas. Clinton conversó acerca de éstas y otras posibles acciones con sus homólogos de países europeos, reunidos este lunes en Ginebra en el marco del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
«La zona de exclusión aérea es una opción que estamos considerando actualmente, y que estamos considerando junto a nuestros socios. Continuaremos analizándola. Todas las opciones están sobre la mesa», señaló en rueda de prensa.
La secretaria de Estado explicó que la zona de exclusión aérea es una de las opciones que se barajan para poder «presionar al régimen» de Gadafi y explicó que hay «un número de acciones potenciales» que podrían aplicarse en los próximos días, «especialmente del lado europeo». Precisamente, los europeos están lejos del consenso respecto a la zona de exclusión aérea.
Italia fue quien sugirió y defendió la idea, aunque el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, admitió que para declarar ese área deben resolverse aspectos como las bases de partida de los aviones que garantizarían el respeto de esa zona de exclusión y las medidas a aplicar en caso de violación.
Por su parte, tanto el ministro de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, William Hague, como la Alta Representante de Exteriores de la Unión, Catherine Ashton, matizaron mucho sus opiniones frente a dicha eventualidad. Es «un tema complicado que aún se está estudiando», se limitó a decir Ashton.
Más concreto fue Hague, quien delimitó las premisas que deberían darse para poder tomar una decisión de tal envergadura. «Es una opción sobre la mesa, y debería quedar en la mesa mientras la discutimos. Pero tenemos que tener claro que para aplicarla se deben tener objetivos claros, tener la certeza de que se van a salvar vidas, contar con los medios necesarios para poder implementarla, y contar con el mayor apoyo internacional posible», afirmó el ministro británico.
Además de Italia, sólo Australia apoyó este lunes públicamente aplicar la zona de exclusión aérea. Otra de las medidas que fueron discutidas en el encuentro que reunió a Clinton, Ashton, Hague, Frattini, y a los ministros de Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, y de Alemania, Guido Westerwelle, fue la posibilidad de una «moratoria de pagos» hacia Libia durante sesenta días, con el fin de cortar de manera efectiva el flujo de dinero hacia el régimen de Muamar el Gadafi.
La opción fue propuesta por Alemania, y si bien contó con más apoyos que la exclusión aérea, no obtuvo el suficiente consenso como para anunciarla como una medida a adoptar a corto plazo. Clinton no se refirió al tema en ninguna de sus intervenciones, y los europeos fueron cautos en definirla como una buena medida a estudiar.
«Vemos con muy buenos ojos la congelación de los pagos a Libia durante 60 días, pero es algo que debe aún ser discutido», dijo Hague. En lo que sí hubo consenso es en pedir a Gadafi que abandone el poder, aunque matizando que debe pagar por los crímenes cometidos. «Es hora de que se vaya, y el mundo debe hablar con una sola voz para decir que esta violación de los derechos universales es inaceptable», señaló Clinton.
«Queremos que la violencia acabe. Si Gadafi se fuera y la violencia acabase, sería un buen paso, pero no debemos olvidar que debe pagar por su actos», aseveró la jefa de la diplomacia estadounidense.
Otro de los puntos tratados por los cancilleres fue la crisis humanitaria creada a causa de la brutal represión del régimen contra su población, que ha provocado la huida de decenas de miles de trabajadores inmigrantes hacia los países vecinos de Túnez y Egipto.
Todos los ministros expusieron las diversas acciones que sus respectivos gobiernos han tomado para ayudar a paliar el sufrimiento de los que huyen de Libia, y expusieron su temor por lo que pueda estar ocurriendo en el interior de las fronteras libias.
«Estamos muy preocupados por la posibilidad de que haya cortes en la distribución de comida en Libia», señaló Clinton, recogiendo una preocupación señalada ya la semana pasada por el Programa Mundial de Alimentos (PAM).