La revolución pacífica de los jóvenes serbios que derrocó al autoritario Slobodan Milosevic en 2000 ha inspirado a numerosos movimientos juveniles y ha servido de punto de partida para los luchadores por la democracia en el mundo árabe.
Para algunos, el símbolo de puño cerrado del movimiento serbio Otpor (Resistencia) es la quintaesencia de las «Revoluciones 2.0» de los últimos años, desde Georgia a Egipto.
En 2000 movilizó en la calle a miles de personas hasta derrocar a Milosevic, y algunas de sus enseñanzas se siguieron durante la revolución egipcia que apartó del poder a Hosni Mubarak.
Uno de los líderes del movimiento anti-Mubarak, Mohamed Adel, reveló recientemente que estuvo en Belgrado en 2009 para aprender de Otpor «las bases de la organización» de la resistencia pacífica, según informó Al Yazira.
Por si hubiera alguna duda, las banderas negras de Otpor se dejaron ver durante días en la plaza cairota de Tahrir, el epicentro de la revuelta en Egipto. «Agrada oír que esa gente de gran coraje del ‘Movimiento 6 de Abril’, que llevó a 80 millones de egipcios al largo viaje de la dictadura a la democracia, esté inspirada en la revolución serbia», declaró a Efe Srdja Popovic, cofundador de Otpor.
Popovic, que dirige ahora el centro CANVAS (Centre for Applied Nonviolent Action and Strategies), que tiene como objetivo los estudios de la lucha no violenta, no cree en las «teorías novelescas» de la exportación de las revoluciones.
El director, requerido por innumerables medios para explicar el papel de CANVAS en las revueltas, se muestra cauto y afirma con modestia que «no sería justo ni profesional apropiarse del cambio histórico que ha ocurrido en Egipto».
No obstante, la revolución serbia ha sido en los últimos diez años muy popular entre los activistas democráticos y más de 1.500 personas de 37 países han buscado ayuda en CANVAS sobre cómo utilizar la resistencia pacífica y las redes sociales para forzar cambios políticos.
«No existe una receta universal para la transición no violenta de la dictadura a la democracia, dado que cada país es específico en cuanto a su situación, tradición y costumbres, pero, eso sí, los principios para el éxito están claramente definidos», indicó.
Entre esos principios están la unidad y la capacidad de concebir una visión de futuro, movilizar a la gente, vencer el miedo al régimen dictatorial y mantener la «disciplina de la no violencia» a pesar de las provocaciones. Entre las recetas clave está la de tratar de atraer a las fuerzas de seguridad y al Ejército del lado de los manifestantes.
Los jóvenes serbios de Otpor se ganaron el favor de los policías antidisturbios de Milosevic por traerles flores en las multitudinarias protestas y compartir con ellos sus pasteles y té, en vez de tirarles piedras.
Popovic recalca que cada nuevo movimiento trae novedades a la lucha no violenta, y señala como un ejemplo el uso por parte de los jóvenes revolucionarios iraníes, tunecinos y egipcios de Facebooy y Twitter para la movilización política. «Cuando en el año 2000 usábamos los mensajes SMS creíamos que era un progreso tecnológico insuperable. Gandhi necesitó 30 años para cruzar la India y liberarse de los británicos.
Nosotros necesitamos diez años de intentos y errores antes de vencer a Milosevic, los georgianos y ucranianos 2 o 3. Pero los tunecinos un mes y medio y los egipcios sólo 19 días. Y eso es una ‘blitzkrieg’ no violenta», recalcó.
Popovic señala que los principios de la lucha no violenta se aplican no sólo contra los dictadores, sino también en otras reivindicaciones, y mencionó, entre otros, el trabajo de CANVAS con las organizaciones ecológicas en Nigeria y los grupos que ayudan a la población indígena de Guatemala.
«Para nosotros, la cosa es mucho más amplia que la lucha particular contra este u otro autócrata. Es mucho más importante hacer que todo el mundo pueda tener acceso a los conocimientos sobre la lucha no violenta», dijo. «Sólo de esa forma estaremos seguros de que nadie se sorprenderá cuando jóvenes, como los serbios y los egipcios, se desprendan de su Mubarak, y de que no habrá días y de debates sobre si ‘los servicios’ (secretos) están detrás de todo»,zanjó.
Snezana Stanojevic
Redacción