lunes, noviembre 25, 2024
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Lucha contrarreloj para refrigerar los tres reactores de Fukushima

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Los responsables del reactor 3 de la central de Fukushima, en el noreste de Japón, donde este lunes se registró una explosión, intentan refrigerarlo con agua del mar, mientras cree el número de víctimas mortales del terremoto que ha causado la peor tragedia desde la II Guerra Mundial. Según el último recuento policial, 1.833 personas murieron y otras 2.369 se encuentran desaparecidas a causa del grave seísmo de 9 grados de magnitud en la escala Richter ocurrido el viernes y que originó un devastador tsumani.
      
No obstante, la cifra final aumentará hasta varios miles debido a que las autoridades locales de las provincias afectadas están facilitando datos de desaparecidos y fallecidos que superan con creces el recuento oficial. Según la agencia local Kyodo, en la costa de la provincia de Miyagi, la más afectada por el terremoto, se han hallado unos 2.000 cadáveres mientras otros 200 o 300 cuerpos fueron localizados en su capital, Sendai.
      
En la localidad costera de Minamisanriku, también en Miyagi, las autoridades todavía no han podido localizar desde el viernes a unas 9.500 personas, la mitad de la población, aunque se cree que algunos pudieron refugiarse en pueblos vecinos. Tampoco se conoce el paradero de otros 8.000 residentes del pueblo costero de Otsuchi, en la provincia de Iwate.
      
Unos 100.000 militares al mando del operativo de salvamento peinan la zona nordeste de Japón en busca de víctimas arrastradas por la ola gigante de diez metros de altura, mientras que 550.000 habitantes han sido evacuados a causa del desastre. El temor se centra en el reactor 3, después de que hoy se produjera una explosión por hidrógeno en su recipiente secundario de contención, que no dañó el reactor ni produjo una fuga masiva de radiactividad, informó la empresa Tokyo Electric Power (TEPCO), operadora de la central.
      
A causa de esa explosión, once personas resultaron heridas, entre ellos un miembro de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) con la fractura de varios huesos, explicó la empresa. El estallido se produjo en el recipiente secundario de contención del reactor número 3 en la planta 1 (Daiichi) de Fukushima, situada a unos 270 kilómetros de Tokio.

Evacuación
      
El ministro portavoz japonés, Yukio Edano, aseguró que el recipiente primario del reactor está intacto y que a las 11.36 hora local (02.36 GMT), una media hora después de la explosión, el nivel de radiactividad a cinco kilómetros del lugar era similar a la de ayer, por lo que descartó «una fuga masiva».
      
Pese a que se había ordenado evacuar un radio de veinte kilómetros en torno a la central, unas 500 personas que todavía permanecían en ese perímetro en el momento de la explosión fueron trasladadas a otro lugar, añadió Edano. La deflagración se produjo dos días después de la ocurrida en el edificio del reactor número 1 de esa misma central, que con 40 años es la más antigua de la zona.
      
En cambio, la temperatura en los reactores 1 y 2 ya ha bajado y es estable, por lo que ya no entrañan peligro, según TPCO, citada por la agencia local Kyodo. Un nuevo seísmo de 6,2 grados de magnitud -la última de las casi 280 réplicas- se produjo a las 15.13 hora local (06.13 GMT) con epicentro en el Océano Pacífico, frente a las costas de las provincias de Miyagi e Iwate y a unos 10 kilómetros de profundidad, informó la Agencia Meteorológica nipona.
      
El temblor pudo sentirse con fuerza en Tokio, la mayor ciudad del mundo con más de 30 millones de habitantes, donde el ambiente era de tristeza y los ciudadanos recurre a medios de transporte alternativo como la bicicleta, ante los cortes de suministro eléctrico. El Gobierno hizo un llamamiento a conservar y repartir la energía, y autorizó cortes eléctricos rotatorios de entre tres y seis horas a partir de este lunes.

Afectados   
  
Cerca de 45 millones de personas pueden verse afectados por los cortes, que excluirán el centro tokiota y que tampoco afectarán al aeropuerto internacional de Narita, en la capital nipona. También se está racionando la gasolina en la costa oriental, donde siguen paradas las refinerías de crudo.
      
La Agencia Meteorológica del país ha advertido a la población nipona de una semana de réplicas y de un 70 por ciento de posibilidades de que hasta este miércoles se registre un terremoto de 7 grados en Japón. Además del desastre humano, la Bolsa de Tokio cayó un 6,18 por ciento, hasta su nivel más bajo en cuatro meses, después de que el Nikkei perdiera 633,94 puntos y se quedara en 19.620,49 unidades.
      
Ni la mayor inyección de liquidez de la historia -183.825 millones de dólares o 131.859 millones de euros- anunciada por el Banco de Japón con el fin de frenar la sangría, pudo compensar el impacto de la tragedia. Toyota, el mayor fabricante mundial de automóviles, anunció hoy que la producción de sus doce plantas en Japón seguirá paralizada al menos hasta el próximo miércoles. Las acciones de la empresa se desplomaron un 7,7 por ciento.
      
Tampoco abrieron hoy sus puertas las plantas de Honda, Nissan, Mitsubishi y Suzuki, en un sector productivo esencial para la economía nipona.

Ayuda humanitaria

El riesgo de catástrofe nuclear en Japón tras el terremoto ha desatado las alarmas en la comunidad internacional, que analiza el potencial de la amenaza mientras sigue enviando ayuda humanitaria y equipos de salvamento.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en contacto permanente con las autoridades japonesas, informará este lunes al mundo de la situación, mientras la Unión Europea (UE) ha convocado una reunión urgente sobre seguridad nuclear.

Mientras este lunes continuaban llegando a Japón equipos de socorro de países como México y Francia, los ministros europeos de Medio Ambiente mantenían una reunión informal previa a la convocada mañana por el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger, con directores de las plantas nucleares, las compañías que las gestionan y las autoridades nacionales en materia de seguridad.

Según Oettinger, «el alcance de los acontecimientos en Japón es impredecible», una opinión respaldada este lunes por el ministro de Energía galo, Eric Besson, para quien la situación en la central japonesa de Fukushima es «preocupante» y no se puede descartar «una catástrofe».

Francia es el segundo país del mundo detrás de Estados Unidos por la dimensión de su parque nuclear con 58 reactores en actividad que producen en torno al 80% de la electricidad y ayer el Gobierno aseguró que sacarán «conclusiones útiles» de lo ocurrido en Japón.

El primer ministro ruso, Vladímir Putin, aseguró, por su parte, que las averías de la centrales nucleares en Japón no constituyen una «amenaza global», ni suponen un peligro para el territorio ruso.

Según los expertos rusos, «no hay riesgo de que se produzca una explosión nuclear», dijo Putin, que añadió que mantienen la medición de radiación en las regiones del extremo oriente de Rusia, próximas a Japón, que permanecían este lunes dentro de los rangos normales.

«No vamos a cambiar nuestros planes, pero, por supuesto, sacaremos conclusiones de lo que está ocurriendo en Japón», subrayó.

Mientras, el ministro austríaco de Medio Ambiente, Nikolaus Berlakovich, pidió pruebas de resistencia de las centrales nuclear europeas para revisar sus niveles de seguridad.

Además, el Gobierno alemán anunció que estudia la posibilidad de suspender temporalmente la ley recientemente aprobada para prolongar la vida de las centrales nucleares hasta 14 años a la espera de nuevos estudios, tras lo sucedido en Japón.

«Necesitamos un nuevo análisis de riesgos», dijo el vicecanciller federal y titular de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, quien subrayó que el Gobierno desea verificar minuciosamente la seguridad de cada una de las 17 plantas atómicas en funcionamiento.

Suiza, por su parte, ha suspendido todos los procedimientos en curso para autorizar nuevas centrales nucleares mientras se examina la seguridad de las ya existentes, anunció este lunes la ministra de Energía, Doris Leuthard.

Además, Taiwán y Singapur añadieron este lunes una vertiente nueva a la discusión, al anunciar que examinarán el nivel de radiación en los alimentos procedentes de Japón, especialmente los frescos, para asegurarse de que no tienen niveles excesivos de radiación atómica.

La potencial amenaza quizá se pueda clarificar cuando el director general del OIEA, Yukiya Amano, informe este lunes, en una rueda de prensa prevista en Viena a las 16.30 GMT, de la situación de las cuatro centrales nucleares en las que se han registrado incidentes.

Y mientras tanto, la comunidad internacional se vuelca en ayudar a Japón, donde las víctimas se cuentan por miles.

La comisaria europea para la Cooperación Internacional, Ayuda Humanitaria y Respuesta a Crisis, Kristalina Georgieva, aseguró este lunes que la UE «no escatimará recursos» y que son 20 los estados miembros que ya han puesto a disposición asistencia «técnica».

«No estamos tanto ante un problema de dinero como de habilidades y capacidad técnica», dijo Georgieva, al explicar que la UE forma parte del equipo de la ONU que trabaja en coordinación con el Gobierno japonés en áreas como el rescate de supervivientes, la emergencia nuclear o la potabilización de agua.

Redacción

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