El expresidente egipcio Hosni Mubarak fue detenido este miércoles mientras continúa hospitalizado en la localidad costera de Sharm el Sheij con pronóstico «inestable», en tanto que sus hijos Alaa y Gamal ingresaron en una cárcel de El Cairo.
En el último episodio de un proceso judicial en el que han sido arrestados numerosas figuras del régimen anterior, la Policía egipcia detuvo a primera hora de este miércoles a Mubarak y a sus dos hijos, cumpliendo así con la principal reivindicación de los grupos que protagonizaron la revolución del 25 de enero.
Las detenciones se produjeron después de que la Fiscalía General ordenara la detención por 15 días de los tres, acusados de abuso de poder y enriquecimiento ilícito, así como de estar implicados en el ataque contra los manifestante durante la revuelta popular que forzó la renuncia de Mubarak.
El exmandatario se encuentra bajo arresto en el Hospital de Sharm el Sheij, en el sur de la península del Sinaí, y su estado de salud es «inestable», según informó una fuente médica a la agencia oficial de noticias MENA.
La fuente explicó que Mubarak está «bajo observación» en la tercera planta del hospital, que tiene una sección de cuidados intensivos, y que «el equipo médico sigue su estado de salud de cerca».
Con esta información, el hospital de Sharm el Sheij desmintió que el expresidente hubiera sido trasladado a un hospital militar de El Cairo, como había informado previamente una fuente de los servicios de seguridad a la edición digital del diario estatal Al Ahram.
Mubarak, de 82 años, fue ingresado ayer en el centro médico de Sharm el Sheij tras sufrir una crisis cardiaca durante un interrogatorio judicial.
Mientras, sus dos hijos están presos en la cárcel de Tora, a las afueras de El Cairo, donde están recluidos varios representantes del régimen de Mubarak, entre ellos el exjefe de Gobierno Ahmed Nazif, y los exministros de Interior Habib el Adli y de Turismo Mohamed Zuhair Garana.
Gamal, que se perfilaba como sucesor de su padre, y Alaa llegaron a la capital egipcia en un avión militar desde Sharm el Sheij, donde residía toda la familia Mubarak desde la renuncia del patriarca a la Presidencia de Egipto el pasado 11 de febrero, tras 18 días de protestas.
Los interrogatorios tuvieron lugar ayer en esta localidad costera después de que el Ministerio del Interior advirtiera a la Fiscalía General de las complicaciones de que se celebraran en El Cairo por motivos de seguridad.
Horas después de que se conociera la detención de Mubarak y sus hijos, la oposición egipcia anunció en una rueda de prensa que desconvocaba las manifestaciones previstas para el próximo viernes después de la oración del mediodía en todo el país.
Este llamamiento fue hecho por el grupo «Fuerza Nacional de la Revolución», que incluye a los Hermanos Musulmanes, al partido Al Karama, al Comunista, al Gad y al Frente Democrático, entre otros, además de la Coalición de los Jóvenes de la Revolución.
«Tras la caída de Mubarak ya no hay ningún impedimento para completar el resto de las peticiones de la revolución», aseguró Mohamad al Baltagui, miembro del movimiento islámico Hermanos Musulmanes.
La Coalición de los Jóvenes de la Revolución también se sumó a la decisión de suspender temporalmente las protestas tras haberse satisfecho su principal reivindicación, con el objetivo de dar tiempo al cumplimiento de las otras demandas.
En un comunicado leído en la rueda de prensa, la coalición «Fuerza Nacional de la Revolución» insistió en «el derecho del pueblo egipcio a lograr sus demandas».
Además hizo hincapié en «el respeto del papel histórico del Ejército y de su promesa de garantizar y proteger las exigencias de la revolución».
Los representantes de esta coalición coincidieron en que la detención de Mubarak y sus hijos es una clara muestra del triunfo de la revolución del 25 de enero.