Damasco y otras ciudades sirias amanecieron este viernes con fuertes medidas de seguridad por las protestas convocadas por la oposición para este viernes, un día después de que el presidente Bachar al Asad anunciara el final del estado de emergencia. La capital siria se encontraba con fuerzas policiales desplegadas en numerosos puntos de la ciudad, especialmente alrededor de la plaza Abasin, el principal punto de las protestas políticas en Damasco durante las últimas semanas.
Los accesos a Damasco estaban sellados y el transporte a varias áreas de la capital estaba prohibido, según vecinos y fuentes de la oposición. Una situación parecida se vivía en la ciudad central de Homs y en la sureña de Deraa, localidades en las que se ha registrado el mayor número de víctimas durante los disturbios generados durante las protestas contra el régimen de Asad.
Según la cadena de televisión catarí Al Yazira, en los controles de seguridad participan efectivos militares y policiales y agentes de civil.
Según cálculos de organismos de derechos humanos, cerca de doscientas personas han muerto desde que a mediados de marzo pasado se intensificaron las protestas políticas en Siria, que comenzaron tímidamente en febrero.
El Gran Viernes
La fecha de hoy ha sido calificada como el Gran Viernes, una denominación que tienen connotaciones políticas y religiosas, porque así se llama entre los cristianos de Oriente Medio al Viernes Santo. Los grupos convocantes de las protestas quieren que esta fecha se celebre con una concurrencia masiva a las manifestaciones que están convocadas después de las oraciones del mediodía, la celebración religiosa semanal más importante para los musulmanes.
De hecho, el logotipo utilizado por un grupo de Facebook donde se concentran las informaciones de los activistas de la oposición tiene una cruz y una media luna unidas, con los colores de la bandera siria, sobre la frase «Al Gomaa al Azimaa (Gran Viernes)-22 de abril».
Las protestas de hoy se desarrollan un día después de que el presidente Al Bachar firmara tres decretos: la abolición de la Ley de Emergencia (en vigor desde 1963), la eliminación del Alto Tribunal de la Seguridad del Estado y nuevas normas para las manifestaciones pacíficas. La derogación de la Ley de Emergencia, en vigor desde 1963, era una de las principales exigencias de los grupos de oposición, que también reclaman reformas políticas en el régimen y la liberación de los detenidos.
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