El Consejo de Seguridad de la ONU fue incapaz de acordar una declaración de condena a Siria por la brutal represión ejercida contra los manifestantes en los últimos días y que ha causado cientos de muertos y heridos.
«Los sirios necesitan reformas, no represión», dijeron fuentes diplomáticas británicas al término de la reunión del Consejo, a la que asistió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
Ban sí condenó enérgicamente el uso de la violencia contra civiles en Siria, así como en Yemen y Libia, al tiempo que pidió su fin inmediato y una solución pacífica para los conflictos en esos países.
«Condeno totalmente el continuo uso de la violencia contra los manifestantes pacíficos en Siria, particularmente el uso de tanques y fuego de artillería que ha provocado cientos de muertos y heridos», indicó Ban a la prensa tras informar a los miembros del Consejo de Seguridad sobre los últimos acontecimientos en la región.
«Hemos decidido reunirnos de nuevo mañana para tratar la situación en Oriente Medio, específicamente en Siria», indicó el embajador de Colombia, Néstor Osorio, cuyo país preside el Consejo de Seguridad en abril.
Agregó que los países «no se están apresurando por nada. Mañana seguiremos con nuestras reuniones, recibiremos un informe más sobre la situación en Siria y de ahí veremos cuál será la actitud del Consejo», explicó Osorio, quien aseguró que hay «borradores circulando, pero todavía nada en concreto».
El embajador de Alemania, Peter Wittig, señaló a su término que «los acontecimientos inquietantes que están ocurriendo en Siria requieren la atención del Consejo, también por sus posibles repercusiones en la región».
Los países analizaron hoy el proyecto de declaración condenando a Siria por esa violencia que presentaron el lunes Alemania, Francia, Reino Unido y Portugal, y en el que recuerdan al régimen de Damasco «su obligación de cumplir con la legislación humanitaria internacional y de respetar los derechos humanos, incluida la libertad de prensa y de expresión».
Entre lo más reticentes a esa declaración, que también apoya Estados Unidos, estarían Rusia y China, dos de los miembros permanentes y con derecho de veto que de manera general son reticentes a inmiscuirse en situaciones que consideran asuntos internos de un país.
El responsable de la ONU recordó que ha hablado en dos ocasiones con el presidente de Siria, Bachar al Asad, para pedirle el fin de la violencia, y que de ser necesario volverá a hacerlo, para recordarle su obligación de proteger a los civiles y respetar los derechos humanos fundamentales.
Desde que en marzo comenzaron las protestas en Siria pidiendo reformas democráticas al Gobierno de Assad, de 45 años y en el poder desde 2000, que heredó a la muerte de su padre Hafez al Asad, han muerto más de 400 personas, según diversas organizaciones humanitarias.
Esas mismas organizaciones defensoras de los derechos humanos son críticas desde hace décadas con la situación de los derechos fundamentales en ese país, con frecuencia acusado de violaciones de esos principios, así como de torturas y encarcelamiento de sus opositores.
Por su parte, el embajador sirio, Elmi Ahmed Duale, rechazó las acusaciones, lamentó que haya habido «algunas víctimas civiles», afirmó que «las manifestaciones pacíficas en Siria está protegidas por el gobierno» y hasta señaló que «Asad considera mártires a todas las víctimas, sean manifestantes o fuerzas de seguridad».
«No tenemos nada que esconder. Lamentamos lo que está ocurriendo», dijo el diplomático, que consideró que su país está capacitado para investigar por sí mismo cualquier situación, en relación a la petición de Ban de que haya una investigación independiente sobre los brutales sucesos.
«La situación de Siria es muy, pero que muy seria», subrayó Ban, que también lanzó mensajes similares a las autoridades de Yemen y Libia y señaló concretamente al régimen de Muamar el Gadafi, del que dijo que ha perdido «toda la credibilidad y legitimidad» para proteger a su población y responder a «sus legítimas aspiraciones para conseguir un cambio y dirigir su propio futuro político».
Asimismo indicó que su enviado especial a Libia, el ex ministro de Exteriores y actual senador jordano, Abdul Ilah Al Jatib, volverá el próximo viernes al país magrebí.