El artista y disidente chino Ai Weiwei se ha reunido con su mujer, Lu Qing, este fin de semana, después de pasar más de seis semanas detenido por la supuesta comisión de varios delitos económicos, que no han sido especificados, según ha informado su madre, Gao Ying. El encuentro tuvo lugar el domingo «durante un breve periodo de tiempo», después de que agentes de Policía condujeran a la mujer del disidente hasta la prisión donde se encuentra. Los dos estaban sentados alrededor de una mesa, vigilados por policías.
«Él estaba especialmente preocupado por mi salud y, por supuesto, ella le ha tenido que decir que estoy bien y no que lloro en casa todos los días», ha dicho la mujer, en una conversación telefónica con Reuters. La madre del disidente ha agradecido el «gesto misericordioso» de las autoridades chinas al permitir esta visita, al tiempo que ha desmentido las informaciones que apuntan a que su hijo está siendo maltratado.
«Los rumores que he oído de que le están torturando son demasiado para nosotros, él está bien», ha aseverado Gao, indicando que Ai apenas ha perdido peso y todavía conserva su barba. Además, parece que practica ejercicio a diario. El pasado 3 de abril Ai fue detenido en el aeropuerto de Pekín cuando se disponía a viajar hacia Hong Kong. Las fuerzas de seguridad chinas registraron su estudio de diseño e interrogaron a sus empleados sin dar más explicaciones. Días después, la prensa oficial china reveló que estaba acusado por delitos económicos.
Sin embargo, su familia considera que el verdadero motivo de su arresto es la significación política del artista, que junto a otros activistas ha instado a la población a participar en la llamada ‘Revolución del Jazmín’, siguiendo el ejemplo de los países árabes. Desde febrero, el aparato de seguridad chino ha detenido a numerosos disidentes y abogados defensores de los Derechos Humanos para evitar el contagio de las revueltas árabes. Además, algunos opositores permanecen en paradero desconocido.
Ai es uno de los más importantes artistas contemporáneos chinos. Su obra destacó en la década de 1990 por su carácter provocador, culminando a nivel internacional con su participación en el diseño del Nido del Pájaro, escenario central de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008.