En ocasiones la realidad supera la ficción, y éste es uno de esos casos. En Louisiana, Estados Unidos, la policía recibió un aviso de alguien que creyó ver conduciendo a un niño pequeño.
La policía fue a verificar si era cierto, y cuando detuvieron la camioneta, se encontraron, efectivamente, con ese panorama: un crío de ocho años al volante, mientras su padre dormía en el asiento del copiloto, ajeno a lo que le iba a caer encima. Además, su otra hija, de cuatro años, se encontraba en el asiento de atrás. La policía no sabe aún cuánto tiempo estuvo conduciendo el niño hasta que un motorista avisara de lo que ocurría.
Al parecer, Billy Madden estaba conduciendo la madrugada del pasado sábado, cuando le entró sueño por haber ingerido alcohol. Sopesando las posibilidades, creyó que lo más conveniente era que no condujese en ese estado, por lo que le dijo a su hijo que tomara el mando de la camioneta y fuera rumbo a Dallas.
Toda esta historia acabó con el padre entre rejas con los cargos de abandono de menores, dar permiso a un menor para conducir, además de otros cargos porque los niños no llevaban cinturón de seguridad. Mientras, los menores están a cargo de los Asuntos Sociales, mientras esperan a que les recoja un familiar.