Como en todas las familias, los problemas están servidos. Los padres no entienden a sus hijos y las madres quieren una familia que pase más tiempo unida. Los Obama son una de esas familias. A pesar de ocupar la Presidencia estadounidense, sus cosas de casa son, como en todas partes, un lío.
Por un lado Michelle Obama. La mujer del presidente de Estados Unidos pide una familia «normal».
En una entrevista concedida a ‘iVillage’, Michelle se sincera y habla de sus dos hijas, Malia, de 13 años, y Sasha, de 10, ambas entrando en la adolescencia. Para Michelle, «ambas son increíbles, amables y curiosas. Tengo miedo de meter la pata, como cualquier madre».
Además, la Primera Dama revela sus secretos para que en su casa reine la disciplina: «Lo primero es establecer reglas de comportamiento. Tienen que limpiar sus habitaciones, hacer la colada…»
La única forma de que la familia se sienta como en casa -a pesar de vivir en la Casa Blanca- es, según Michelle, sentarse a cenar todos juntos y «preguntar a papá que ha hecho hoy», admite.
Por otro lado, el presidente. A pesar de la normalidad y la libertad que se respira en el ambiente familiar de los Obama, Barack no es tan tolerante cuando de sus hijas se trata y ha reconocido que no le gusta que sus hijas sigan el show de las hermanas Kim, Kourtney y Khloe Kardashian.
Como todos los padres, los Obama regulan el tipo y la cantidad de televisión que sus hijos ven al día, «quiero que lo que mis hijas ven las sirva en su educación».
Puede que ese sea el problema ya que los Kardashian son conocidos por sus excentricidades económicas. En lo que va de mes, Kim ya se ha comprado un Ferrari de casi 236 mil euros.
«No trato a mis hijas como princesitas», admite Michelle Obama, «quiero que crezcan en un mundo real».