Los embajadores de los Veintiocho países de la OTAN mantendrán este viernes «una reunión especial» del Consejo del Atlántico Norte, máximo órgano de decisión de la Alianza, para discutir los próximos pasos en Libia tras la muerte del coronel Muamar Gadafi, que tuvo lugar este jueves en Sirte.
«Puedo confirmar que hay un Consejo del Atlántico Norte especial previsto para mañana», han confirmado fuentes aliadas.
Se espera que el Comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR) de la OTAN, almirante estadounidense James Stravridis, presente a los Veintiocho «una nueva evaluación y recomendación» que «aborde cuestiones sobre cómo se hace la retirada progresiva, qué se hace primero y cuánto tiempo se necesita», han explicado fuentes aliadas, que no han querido «especular» con la posibilidad de que se ponga fin a la operación militar en Libia este mismo viernes.
«Discutirán las condiciones para terminar (la misión). Los acontecimientos de este jueves parece que nos acercan más a esas condiciones», han explicado fuentes aliadas, en alusión a la presunta muerte de Gadafi.
El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, aseguró que el fin de la misión dependería de una combinación de factores más allá de lo que ocurriera en Sirte, la ciudad natal del dictador y el último gran bastión que le quedaba al régimen junto con Bani Walid, como el grado de preparación de las fuerzas del Consejo Nacional de Transición para garantizar la seguridad de sus ciudadanos.
El portavoz militar de la operación ‘Protector Unificado’, coronel canadiense, Roland Lavoie, aseguró el pasado martes que la OTAN no cree que siga habiendo ya «una amenaza creíble» del régimen ni en Sirte ni en Bani Walid.
Sin embargo, la OTAN no descarta mantener el embargo naval durante más tiempo, aunque todavía no se ha decidido, han explicado otras fuentes militares. «Es posible», han explicado fuentes militares aliadas.
El secretario general aliado, Anders Fogh Rasmussen, siempre ha rechazado que la Alianza asuma un papel de liderazgo en una nueva fase en Libia tras la caída de Gadafi, algo que compete a la ONU a su juicio, aunque no descarta que la OTAN participe a medio plazo para apoyar la reforma de las fuerzas de seguridad libias.