El Senado de Brasil ha aprobado este martes por 59 votos a favor y siete en contra una reforma del Código Forestal con la que el Gobierno pretende aumentar la extensión de terreno no protegida, que serviría ahora para la explotación agropecuaria y maderera.
El Código Forestal, que data de 1965, es una norma clave de la legislación sobre esta materia del país sudamericano, ya que establece las reglas generales de uso del suelo, de modo que determina los terrenos válidos para la explotación agropecuaria y maderera y los protegidos.
Esta reforma ha suscitado una gran polémica porque reduce desde el 80 al 50% la extensión de terreno protegida en la región amazónica y de 30 a 15 metros el radio protegido desde la ribera de los ríos.
El punto más criticado de esta reforma es el que legaliza explotación realizada en las llamadas zonas de protección permanente hasta el 22 de julio de 2008, lo que supone una especie de amnistía para las empresas madereras responsables de su deforestación.
Las organizaciones ecologistas calculan que la superficie afectada por esta actividad económica es de 55 millones de hectáreas, el equivalente al tamaño de Francia, según informa el diario brasileño ‘Folha’.
Como contrapartida, la reforma obliga a los hacendados a recuperar al menos cien metros de la superficie degradada por su actividad económica, desde los 15 metros actuales, aunque las propiedades de cuatro módulos están exentas.
Además, incluye ayudas a los hacendados que lleven a cabo una explotación responsable, así como una recomendación para imponer barreras comerciales a los productos agropecuarios procedentes de países que no posean legislaciones ambientales «compatibles» con la brasileña.
Votación Senado
Tras cinco horas de discusión, la reforma del Código Forestal ha sido aprobada en el Senado con el apoyo del bloque oficialista y de la llamada bancada rural, que representa a los empresarios rurales del país, y con el rechazo del Partido Socialismo y Libertad (PSOL).
En contra de la reforma se ha pronunciado el senador del PSOL Randolfe Rodrigues, al considerar que perjudicará a toda la selva atlántica brasileña. «Brasil debe ser una potencia ambiental. No debemos convertirnos en potencia utilizando nuestros recursos forestales, no necesitamos legislaciones que relativicen la protección ambiental», ha señalado.
En cambio, la presidenta del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), la senadora del Partido Social Democrático (PSD) Kátia Abreu, ha defendido la reforma porque «tendrá un gran impacto en la creación de trabajo y en el PIB», aunque ha apuntado que no es un texto «cien por cien satisfactorio» para los empresarios rurales.
Además, Abreu ha celebrado que el Senado haya decidido dar el primer paso para acabar con más de 15 años de debate ambiental en el Congreso. «La aprobación de esta reforma significa acabar con la dictadura de media docena de ONG que controlaban el Ministerio de Medio Ambiente», ha apuntado.
A pesar de la aprobación, los senadores deberán revisar las más de 40 enmiendas que ha recibido el proyecto de reforma. Si bien, la mitad podrían ser rechazadas directamente porque ya han sido analizadas por tres comisiones. Una vez revisadas las enmiendas, el Senado remitirá el texto a la Cámara de Diputados donde se llevará a cabo la votación definitiva.