El juicio contra el expresidente egipcio Hosni Mubarak, acusado de la muerte de manifestantes y de abuso de poder, se ha reanudado este miércoles, después de un retraso de más de dos meses debido a la petición de un nuevo juez por parte de la acusación.
Mubarak, sus dos hijos, el exministro del Interior y varios altos mandos de la Policía han sido acusados de varios delitos, como su supuesta implicación en la muerte de cientos de manifestantes o los delitos de corrupción que presuntamente cometieron durante el régimen anterior, derrocado por una revolución el pasado febrero.
El jefe de Estado depuesto, que está detenido en un hospital porque, según los médicos, tiene problemas de corazón, ha entrado en el tribunal en una camilla, tapándose los ojos con un brazo y rodeado por policías.
Durante las sesiones anteriores del juicio, se produjeron enfrentamientos junto al tribunal, situado en El Cairo, entre simpatizantes de Mubarak y personas que piden que sea condenado a pena de muerte. En esta ocasión, no se han producido por ahora incidentes violentos.
Durante la revolución, que duró 18 días, murieron unas 850 personas. Las familias de las víctimas habían solicitado la recusación de Ahmed Refaat y los otros dos jueces que llevan el caso, pero la petición fue rechazada.
Se quejaban de que los jueces no les habían dado el tiempo suficiente para interrogar en el tribunal al mariscal de campo Mohamed Husein Tantawi, que encabeza el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que gobierna Egipto desde la caída de Mubarak.
También se están sometiendo a la Justicia el exministro del Interior Habib al Adli y seis altos mandos de la Policía, así como el empresario Husein Salem, un fiel aliado de Mubarak, aunque este último está siendo juzgado en rebeldía.
Está previsto que este miércoles el juez reciba las peticiones de los abogados y fije las fechas para los próximos testimonios.