Ha sido el funeral de la semana. El largo cortejo fúnebre de Kim Jong Il con la ostentosa puesta en escena se ha visto en el mundo tal y como buscaba el gobierno norcoreano. Las imágenes que saldrían al resto de países fueron estudiadas al detalle con un abuso de las indomables lágrimas que inundaron a los ciudadanos ahora bajo el régimen de su hijo, Kim Jong Un.
Los llantos no han sido el único aspecto bien coreografiado por el régimen de Corea del Norte. Nuevas imágenes demuestran cómo se han cuidado todos los detalles. Dos imágenes del antes y el después evidencian cómo se ha manipulado digitalmente un equipo de cámaras filmando la ceremonia.
La fotografía de la agencia de noticias japonesa Kyodo muestra a un equipo de televisión grabando la procesión fúnebre encabezada por una limusina para transportar el cuerpo del dictador. En la segunda imagen, casi idéntica, dada a conocer por la agencia oficial de noticias de Corea del Norte, el grupo de hombres apiñados en torno a la cámara de vídeo desaparece por completo.
Rara vez el Gobierno norcoreano ha permitido emitir desde la capital imágenes en directo. Y el funeral de Kim Jong Il sólo ha sido una muestra más de la censura del país, a pesar de la muerte de dictador.
Estrella Digital